La fascinación y magnetismo universal que generan los dinosaurios es un fenómeno difícil de explicar. Resulta complicado determinar si el interés que despiertan esos animales prehistóricos en la sociedad se debe a su tamaño, su aspecto o a su antigüedad, pero lo cierto es que estas criaturas aún hechizan a personas de todas las edades desde películas, juegos, parques temáticos, museos y libros.
A lo largo de la historia, como sabrán los fanáticos de estos reptiles, han sido muchos los pintores, escultores, cineastas y escritores que han encontrado inspiración artística en la figura de un dinosaurio. Uno de ellos, según se puede apreciar en el título de este artículo, ha sido el respetado autor estadounidense Ray Bradbury.
Este novelista especializado en el terror, la ciencia ficción y el género fantástico al que ya hemos presentado como creador de propuestas como «Fahrenheit 451», «Crónicas marcianas», «Las doradas manzanas del sol» y «El país de octubre» tuvo oportunidad de demostrar a nivel internacional todo lo que le inspiraban esos seres poderosos que llegaron a poblar la Tierra en 1983, año en el cual se publicó «Cuentos de dinosaurios».
Esta obra, que aún puede ser disfrutada tanto por los incondicionales seguidores de Bradbury como por las personas que sienten pasión por estos animales, incluye textos como «El sonido de un trueno», «La sirena de la niebla», «Aparte de dinosaurio, ¿qué quieres ser de mayor?» y «¡Mirad, son nuestros locos y queridos dinosaurios!».
Tal vez, la excelente reputación del autor lleve a más de un lector a pretender demasiado de este material y surjan entonces ciertos niveles de decepción ante los resultados, pero si se lo elige a conciencia y se hacen a un lado las eventuales exigencias que se puedan llegar a tener, la riqueza de «Cuentos de dinosaurios» no tardará en aflorar y cualquier aficionado a la lectura podrá disfrutar su contenido.
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