El 24 de julio de 1882, la novela «El rayo verde», la más romántica de las historias que forman parte de la colección conocida como «Viajes extraordinarios» (saga que comenzó con la aparición de «Cinco semanas en globo» y llegó a su fin con «La impresionante aventura de la misión Barsac»), se publicó de forma completa. Antes, su trama había sido difundida por entregas a través de «Le Temps».
Esta obra creada por el ingenioso Julio Verne que, en 1986, fue adaptada a la gran pantalla por el cineasta francés Éric Rohmer, basa su contenido en un fenómeno óptico que se produce frente a ciertas condiciones atmosféricas y resulta visible en el momento en que el sol se esconde y desaparece tras el mar.
Según cuenta la leyenda, si ese rayo verde que surge en el horizonte es apreciado en el mismo momento por dos personas, esos seres quedan automáticamente enamorados. Con descripciones asombrosas y referencias a ciertas cuestiones vinculadas a la Física, Verne hace de este relato un cuento apasionante donde el paisaje parece ser el disparador de una serie de sentimientos maravillosos que lleva a una pareja a descubrir de forma simultánea la magia del amor.
Como resulta evidente, «El rayo verde» no es el típico libro de aventuras al que están acostumbrados los admiradores más fieles del también creador de propuestas como «Los hijos del capitán Grant» y «Escuela de Robinsones»: en este relato hay, además de situaciones emocionantes, contenidos de tipo sentimental que sorprenden y convierten al lector en testigo de una experiencia fantástica que recrea la vista, fomenta el romanticismo y desencadena una catarata de sueños. Después de conocer los efectos del rayo verde, ¿quién no ha fantaseado con la idea de encontrar el verdadero amor a través de un fenómeno óptico descubierto al disfrutar de un atardecer a orillas del mar?
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