En 1946, numerosos críticos y aficionados a la literatura de distintas partes del mundo recibieron con agrado la noticia del lanzamiento de una nueva obra del poeta español Juan Ramón Jiménez. Se trataba de «La estación total», un material donde están reunidos los últimos poemas que el padre del burro Platero elaboró en su tierra natal.
Ese libro, que hoy ha querido recordar Poemas del Alma por su valor histórico, aún permite que varias generaciones de lectores tengan la posibilidad de apreciar los versos que este destacado autor escribió entre 1923 y 1936.
En «La estación total», Jiménez convierte al lector en testigo de sus afortunados encuentros con lo absoluto, aunque también lo lleva a recorrer el camino de la desilusión por aquellos objetivos que no se han podido alcanzar al ser imposible la conservación de la individualidad cuando la muerte se hace presente. Por esa razón, al disfrutar el contenido de esta publicación uno puede advertir que, a la hora de escribir estas poesías, el autor hallaba inspiración en la contemplación de la eternidad. En ese entonces, Juan Ramón ya daba evidencias de haberse despojado de toda angustia por el paso del tiempo y el fin de la existencia y mostraba la seguridad de saberse invulnerable y eterno.
Si en algún momento de sus vidas tuvieron interés por el legado literario de este destacado exponente del mundo de las letras que tiene en su haber títulos como «Almas de violeta», «Las hojas verdes», «Baladas de primavera» y «Diario de un poeta recién casado» (muchos de los cuales han contribuido a realzar su figura y a hacerlo merecedor de diversos galardones), no desaprovechen la oportunidad de descubrir el contenido de «La estación total», un trabajo que, por sus características, permite profundizar los conocimientos acerca de la vida y obra del gran Juan Ramón Jiménez.
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