El mundo de los libros, como sabrán muchos de ustedes, está repleto de títulos que, por más antigüedad que tengan, jamás pasan de moda. Esas obras, por haber sido desarrolladas por autores de renombre o haber logrado trascender por sus características narrativas, desafían los límites de tiempo y espacio al mantenerse vigentes y al acumular lectores a nivel internacional.
Una de esas propuestas literarias que, aún en la actualidad, despierta interés en un gran número de aficionados a la lectura es «El forastero misterioso», la inolvidable creación del afamado Mark Twain.
Este material desarrollado por el también responsable de propuestas como «Las aventuras de Tom Sawyer», «El príncipe y el mendigo», «El robo del elefante blanco» y «Un yanqui en la corte del Rey Arturo» se publicó de forma póstuma en 1916.
En las páginas de este interesante libro que Poemas del Alma ha considerado oportuno describir en esta ocasión, el autor plasmó una alegoría de la condición humana y la relatividad de las cosas. Por las particularidades y la profundidad que le imprimió su talentoso creador, «El forastero misterioso» consigue dejar una huella imborrable en aquellos que descubren su contenido, a quienes arrastra hacia un estado de incredulidad y confusión al revelar el verdadero carácter de la naturaleza humana y sembrar, a partir de esa información, la duda sobre si la existencia de las personas es un sueño o una pesadilla.
Si tienen buenas referencias de Mark Twain, el célebre autor y humorista que nació el 30 de noviembre de 1835 en Missouri y falleció el 21 de abril de 1910 en Connecticut, y este artículo despertó en ustedes algún tipo de inquietud respecto al argumento de «El forastero misterioso», no olviden incluir a este antiguo libro en su listado de opciones literarias dignas de ser disfrutadas a corto plazo.
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