La forma del agua, de Andrea Camilleri

A partir de 1994, numerosos aficionados a la literatura comenzaron a seguir con entusiasmo el accionar del Comisario Montalbano, un personaje que ideó Andrea Camilleri para convertirlo en el héroe de sus novelas de tinte policial.

La serie enfocada en su figura se inició con «La forma del agua», un material lanzado dos años después que «La temporada de caza» que consiguió deleitar a unos y aburrir a otros.

Ahora que ya pasaron varios años desde su presentación oficial y su contenido ha sido analizado por lectores de distintas partes del mundo, puede decirse que «La forma del agua» no es la mejor propuesta de Camilleri pero tampoco es su peor invento. Tal vez, para encontrarle un punto a favor sin evaluar su trama (que puede conformar o no en función del nivel de exigencia de cada lector) puede señalarse que este relato es el que le dio al Comisario Montalbano la primera oportunidad para exponer sus cualidades y, por lo tanto, ocupa un espacio importante en la vida de este personaje cuyo apellido, según se dijo en una ocasión, es una especie de homenaje al escritor español Manuel Vázquez Montalbán.

Quienes deseen darle un voto de confianza a esta publicación que hoy ha querido describir Poemas del Alma se enfrentarán a un argumento marcado por incógnitas relacionadas al fallecimiento de un afamado político y empresario.

Según se cuenta, la víctima fue encontrada semidesnuda y sin señales de vida en el interior de su coche, el cual fue hallado en un arrabal donde abundan la droga y la prostitución. Si bien todo indica que su deceso fue provocado por un ataque al corazón que lo sorprendió después de haber mantenido relaciones íntimas con una persona desconocida, el comisario Montalbano desconfía de la escena y comienza una investigación con el fin de descubrir qué es lo que se esconde detrás de esta muerte.



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