El infierno musical, de Alejandra Pizarnik

Para aquellos que tienen a Alejandra Pizarnik entre sus autores preferidos, admiran la literatura argentina y sienten un profundo interés por las obras de perfil surrealista, aquí va un artículo que, sin duda, los cautivará.

La idea, en esta oportunidad, es recordar a una de las grandes poetisas argentinas a través del contenido de «El infierno musical», el último libro de su autoría que la escritora nacida en Buenos Aires el 29 de abril de 1936 llegó a ver publicado.

Este trabajo que comenzó a difundirse en 1971 se divide en cuatro grupos: «Figuras de presentimiento», «Las uniones posibles», «Figura de la ausencia» y «Los poseídos entre lilas».

En esa propuesta, como sabrá más de un aficionado a la poesía, predominan las composiciones de perfil interrogativo ya que la autora no sólo se vale de sus escritos para promover cuestionamientos sino que también les formula preguntas aunque los poemas no ofrezcan respuestas a los enigmas que se plantean.

Sin duda, son muchas las apreciaciones que podrían hacerse de cada una de las poesías que forman parte de este material pero, para no aburrir con interpretaciones y evitar posibles influencias en los análisis personales de cada lector, en esta oportunidad sólo brindaremos unos pocos detalles sobre «El infierno musical», la creación que da título al libro.

En ese poema, Pizarnik deja en evidencia el peso que la escritura tiene para ella al exponerla como liberada, imposible de controlar por la autonomía y la fuerza que ha adquirido para naufragar en sí misma, multiplicarse en varios fragmentos y proyectar, de modo desesperado, la materia verbal.

«El infierno musical» no es un simple conjunto de poesías. Es un tesoro literario que busca promover reflexiones, deleitar a los amantes del género y dar a conocer parte de la creatividad, las motivaciones y el talento de una gran figura del mundo de las letras como lo ha sido Alejandra Pizarnik.