El mundo perdido, de Arthur Conan Doyle

Aunque en distintos años, tanto el británico Arthur Conan Doyle como el estadounidense Michael Chrichton publicaron una novela bajo el mismo título «El mundo perdido».

El mundo perdidoEl primero en bautizar con esa frase a un material literario fue Doyle, quien en 1912 publicó un relato basado en una expedición iniciada por dos científicos (los profesores Challenger y Summerlee), un periodista (Edward D. Malone, un reportero del «Daily Gazette») y un aventurero (Lord John Roxton).

Con el propósito de descubrir si, en efecto, el mundo aún está habitado por criaturas prehistóricas, el grupo se dirige, con ayuda de algunos guías indígenas, hacia una meseta perdida en medio de la selva amazónica donde, al llegar, no tardarán en comprobar que, a diferencia de otros lugares, allí todavía sobreviven especies de gran tamaño que se creían extinguidas.

En 1995, Crichton reutilizó el título para dar a conocer la secuela de Jurassic Park, la novela enmarcada en el género de la ciencia ficción que cuenta cómo un parque temático ubicado en Costa Rica pretende recrear la antigua era de los dinosaurios.

Ambos «mundos perdidos» son interesantes pero, sin duda, es más valioso apreciar cómo Arthur Conan Doyle imaginó, antes de 1912, una tierra repleta de dinosaurios donde los humanos corrían peligro de ser devorados pero no así los humanoides que vivían en la zona.

Si la temática les resulta atractiva y sólo conocen los animales prehistóricos imaginados por Chrichton o los que aparecen en las diversas películas que se hicieron al respecto, no deberían dejar de conocer el contenido de «El mundo perdido» que inventó Arthur Conan Doyle años después de haberle dado vida al hábil e inteligente Sherlock Holmes, a quien se puede encontrar en acción en historias como «Estudio en Escarlata» o «El sabueso de los Baskerville», por citar a algunos de los relatos que lo tienen como personaje principal.



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.