El 25 de mayo de 1975, el escritor español Miguel Delibes, quien nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920 y falleció en esa misma ciudad el 12 de marzo de 2010, acaparó todas las miradas al pronunciar su discurso de ingreso a la Real Academia Española, organismo del cual había sido elegido miembro en febrero de 1973.
Ese material que leyó en la ceremonia sería tiempo después editado en forma de libro bajo el título «Un mundo que agoniza» y alcanzaría, de este modo, una repercusión importante a nivel internacional.
En él, el también creador de propuestas como «La sombra del ciprés es alargada», «Mi idolatrado hijo Sisí» y «Diario de un cazador» hace mención a algunos de sus personajes para dejar en evidencia su oposición hacia el progreso tecnológico despiadado.
Las reflexiones que ofrece Delibes en este texto son interesantes y, por la temática que las inspira y la trascendencia de quien las dio a conocer, son dignas de ser analizadas por aficionados a la lectura de todas partes del mundo.
Según se desprende de esta obra, para el autor se puede llamar progreso a las acciones que no alteran al medio ambiente, mientras que aquellas iniciativas que terminan por destruirlo o desgastarlo no son más que un retroceso en la historia de la humanidad porque atentan contra la vida y ponen en riesgo el futuro de todas las criaturas.
Sus palabras, tal vez, pueden parecer duras, alarmistas y pesimistas, pero construyen mensajes valiosos que merecen ser difundidos y apreciados por todos los hombres y mujeres que deseen animar a otros a cuidar y respetar al planeta.
Si desean saber qué tipo de discurso marcó el debut de Miguel Delibes como integrante de la Real Academia Española, no dejen de conseguir un ejemplar de «Un mundo que agoniza».
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