Durante su adolescencia, la afamada escritora cubana Daína Chaviano elaboró varios cuentos que, tiempo después, fueron agrupados en un mismo libro: «Los mundos que amo».
Esa obra donde los detalles autobiográficos se conjugan con elementos propios de la ciencia ficción marcó para siempre su trayectoria porque le permitió demostrar desde un primer momento su talento narrativo y su inmensa creatividad para la escritura.
Con el paso de los años, este material que nació inspirado en el pasado y el futuro no sólo fue reconocido en Cuba con el Premio David de Ciencia Ficción sino que sirvió además de inspiración para elaborar una fotonovela que batió récords de ventas. Como si todo ello no fuera suficiente, tiempo más tarde su creadora volvió a trabajar sobre él para mejorarlo y convertirlo en una novela corta. Por sus características y las buenas referencias que había acumulado, en Estados Unidos, esta opción de lectura fue incorporada a los programas de estudio de instituciones primarias y secundarias.
Quien se deja seducir por el contenido de esta propuesta ideada por la también responsable de «El hombre, la hembra y el hambre» resulta cautivado por una historia apasionante en la cual hay espacio para describir diversos paisajes y abordar la temática extraterrestre.
Por decisión de la autora, «Los mundos que amo» está protagonizada por una estudiante que se convierte en testigo de diversos avistamientos de ovnis que se producen en la ciudad de La Habana y opta por establecer contacto con ellos de una manera singular. El resultado de semejante acción, para su sorpresa, generará cambios importantes en su vida.
Los megalitos pre-celtas del Neolítico, la planicie de Nazca y las ruinas de Tiahuanaco son algunos de los escenarios incluidos en este relato que ha logrado atraer la atención de numerosos críticos y lectores de distintas nacionalidades y generaciones.
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