Si están dispuestos a dejar que la pluma de Matilde Asensi los convierta en testigos directos de una apasionante aventura que pretende ir tras los pasos de una civilización perdida, no dejen de apostar por «El origen perdido», una novela que comenzó a distribuirse en 2003.
Este material de lectura al que numerosas personas de distinas partes del mundo han llegado impulsadas por su afán de deleitarse con la originalidad narrativa de su creadora y su deseo de ampliar sus conocimientos como lectores mezcla en su trama sufrimiento, habilidad y misterios.
Esta fórmula, a juzgar por la buena repercusión que ha tenido el libro, le ha permitido a la periodista y escritora española que nació en Alicante en 1962 generar un gran interés por la trama de «El origen perdido», un relato que estimula la inteligencia y obliga a centrar la atención en el poder de las palabras.
En este texto, la acción se inicia a partir de la determinación del hacker y empresario informático Arnau Queralt de emprender una investigación para hallar la forma de curar la extraña enfermedad que ha dejado a su hermano en estado vegetativo.
Su misión, en la cual participan también sus amigos Marc y Lola, lo acerca a la historia del Imperio Inca, a las ruinas de Tiwanacu y a la selva amazónica. En este contexto, los personajes se ven envueltos en una travesía apasionante que Asensi profundizó al añadirle detalles asociados a enigmas y creencias de la Humanidad, como lo son las singularidades de la Teoría de la Evolución y el rol que tuvieron, en verdad, los españoles en el marco de la conquista de América.
De querer utilizar una novela como disparador de reflexiones sin resignar la calidad literaria, no descarten la idea de confiar en «El origen perdido» que ideó la también responsable de «El salón de ámbar».
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