Las palabras andantes, de Eduardo Galeano

Al analizar la trayectoria del uruguayo Eduardo Galeano nadie duda de que este hombre nacido en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 posee un gran talento para la escritura. La popularidad alcanzada por sus libros en diversos rincones del planeta y los premios acumulados hasta el momento son detalles que comprueban la idoneidad de este autor para la elaboración de textos.

De todas formas, nunca son suficientes las aptitudes personales para triunfar. Siempre, en cualquier actividad, uno necesita la ayuda de otro para cumplir sus propósitos y llevar a cabo todos los planes propuestos.

En el caso de Galeano, por ejemplo, no alcanza con su maestría para el desarrollo de historias, sino que se requieren el respaldo de las editoriales, la participación de personas que deseen colaborar con sus testimonios en el proceso de inspiración y buenas encuadernaciones para que su trabajo pueda llegar a cautivar a los ciudadanos.

Cualquier libro que uno examine será resultado de esfuerzos conjuntos, pero en esta oportunidad vamos a contar qué esconden las páginas de «Las palabras andantes», un libro que, al igual que «Amares», apareció en 1993.

Esta propuesta que surgió cuando el uruguayo era ya un escritor de renombre internacional gracias a títulos como «Su majestad el fútbol» y «Las venas abiertas de América Latina» es resultado de la alianza artística que lograron hace ya varios años Galeano y José Francisco Borges, un extraordinario artista nacido en el pueblo brasileño de Bezerros.

El proyecto era, desde un comienzo, simple pero no por ello poco interesante: que el uruguayo plasmara sobre un papel aquellas historias que, por alguna razón, llegaron hasta él y que, en base a esos relatos, el brasileño aportara sus imágenes y realzara la obra con su arte de grabado.

Tal vez «Las palabras andantes» no sea el más famoso de los libros de Eduardo Galeano, pero si puede que sea uno de los más valiosos a nivel artístico, ya que su riqueza artística no se limita a la literatura. Por eso, si alguna vez llega a sus manos un ejemplar de este material, no desaprovechen la oportunidad de apreciarlo.