Resumen de El pintor de batallas

En 2006, el novelista español Arturo Pérez-Reverte dio a conocer «El pintor de batallas», una obra dotada de ciertos rasgos autobiográficos que presenta a la cultura como instrumento «para asumir el horror» y aborda los «mecanismos de consuelo» que la humanidad utiliza para sobrellevar la realidad.

En una entrevista concedida a la agencia EFE, el autor reveló que, para construir al protagonista de este libro, utilizó recuerdos, reflexiones y particularidades suyas pero, aclaró ante El País Semanal, el recurso no tuvo como fin armar la historia de su vida, sino emplear algunos conocimientos y memorias personales para contar una historia intensa de amistad compuesta por tres ejes: la ciencia, la guerra y el arte.

Así fue cómo le dio vida a Andrés Faulques, un fotógrafo de guerra que, en busca de la foto que nunca pudo hacer, se dedica, en una torre junto al Mediterráneo, a pintar un gran fresco circular en la pared que, en definitiva, constituye el paisaje intemporal de una batalla.

En ese desafío artístico y personal que tiene como propósito resumir en un inmenso mural todo el horror que le ha tocado contemplar, lo acompañan un rostro que él creía parte del pasado pero regresa con el objetivo de cobrarse una deuda mortal y la sombra de una mujer desaparecida diez años atrás que había mantenido durante varios años una relación con Faulques pero ese vínculo se rompió cuando ella murió como consecuencia de la guerra.

A partir de esos tres personajes, Pérez-Reverte, quien a lo largo de su trayectoria no sólo publicó libros sino que también se desempeñó como corresponsal de guerra, le acerca al lector una gran cantidad de símbolos y reflexiones acerca de la violencia, la memoria, el arte, la ciencia y la esencia humana.

Gracias a «El pintor de batallas», el escritor nacido en Cartagena el 24 de noviembre de 1951 obtuvo el premio italiano Vallombrosa Gregor von Rezzori en la categoría de Mejor Obra de Narrativa Extranjera.