Así como Carlos Fuentes retrató a la ciudad de México en «La región más transparente», Manuel Mujica Láinez describió a una antigua capital argentina en «Misteriosa Buenos Aires» y Héctor Abad Faciolince representó a la sociedad colombiana en «El olvido que seremos», la chilena Isabel Allende, en más de una oportunidad, elaboró historias vinculadas a hechos o particularidades sociales de la tierra que la vio crecer.
Aunque el pasado chileno aparece mencionado en libros como «Retrato en sepia» e «Inés del alma mía», es en «Mi país inventado» donde la autora pone sus recuerdos y aptitudes literarias al servicio de un texto descriptivo, mitad autobiografía, mitad ensayo, que permite descubrir cómo Allende ve y siente a Chile.
A través de esta obra que comenzó a difundirse en 2003, la talentosa novelista quiso ofrecer un rompecabezas armado por paisajes y vivencias de hombres y mujeres, pero también compartir con los lectores varias anécdotas y evocaciones personales que tienen como protagonistas a sus familiares, tal como sucedió en «Paula».
«Mi país inventado» es un material ameno e interesante que sorprende con algunas cuotas de humor y mucho de apreciaciones íntimas donde no sólo aparecen memorias asociadas a la casa de su infancia e historias vinculadas a la figura de su abuelo, sino también revelaciones relacionadas a la época en la cual Allende abandonó Chile, un país que, al volverse lejano, hizo que la autora comenzara a comprobar por sí misma de qué se trata esa sensación que muchos llaman nostalgia.
En definitiva, puede decirse que «Mi país inventado» es una opción literaria que deberían tener en cuenta aquellos lectores que sientan curiosidad por saber cómo es el territorio chileno desde la perspectiva de Isabel Allende, pero que también estén dispuestos a dejarse atrapar por una historia donde la melancolía parece ser la musa inspiradora.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.