Aunque existan libros que, al tener ciertos detalles en común, permiten descubrir detrás de ellos a un mismo creador, no todos los títulos que forman parte de la producción literaria de un determinado autor están relacionados entre sí. En ocasiones, incluso, ni siquiera comparten el género literario.
Al repasar la obra del colombiano Gabriel García Márquez, por ejemplo, uno puede encontrar como nexo de propuestas como «Cien años de soledad», «Los funerales de la Mamá Grande» y «La hojarasca» a Macondo, el pueblo ficticio donde Gabo ha decidido situar varias de sus historias. Sin embargo, al analizar trabajos como «Diatriba de amor contra un hombre sentado» es difícil advertir algún indicio que ayude a asociar el texto con la figura del Nobel nacido en Aracataca el 6 de marzo de 1927.
Este material al que Poemas del Alma ha decidido hacer referencia en esta oportunidad no sólo para darlo a conocer sino también para generar recuerdos y opiniones en aquellos que conocen de qué trata, es un monólogo en un acto inspirado en vivencias de una mujer.
La protagonista, que según informa García Márquez responde al nombre de Graciela, es la esposa de un hombre acomodado. A punto de celebrar sus bodas de plata, este personaje desarrolla un discurso sobre la satisfacción y las desdichas íntimas y ensaya un paralelismo entre el ascenso social y la evolución del desamor. Para ella, «nada se parece tanto al infierno como un matrimonio feliz».
Graciela intenta hablar para su marido, pero él es un maniquí que sólo sirve para proyectar el desencanto de una vida marcada por las pérdidas. Según parece, la mujer ha perdido la confianza y el respeto por su compañero, un ser a quien ya no ama.
«Diatriba de amor contra un hombre sentado» es, sin duda, una de las tantas obras que debería conocer todo aquel que sienta admiración por el desempeño de Gabriel García Márquez como escritor.
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