A lo largo de su trayectoria, el escritor irlandés Oscar Wilde creó poemas, ensayos, obras teatrales y cuentos pero, en esta oportunidad, sólo vamos a hacer referencia a uno solo de esos géneros ya que el material elegido para dar a conocer es «El ruiseñor y la rosa».
Esta propuesta literaria se publicó por primera vez en 1888, en la colección «El príncipe feliz y otros cuentos».
Se trata de un cuento de hadas breve que deja al descubierto la sensibilidad y maestría narrativa del también creador de obras como «La importancia de llamarse Ernesto» y «Salomé».
En él, Wilde conjuga el soberbio perfil intelectual de un estudiante con la generosidad de la naturaleza. Para lograrlo, el escritor narra la historia de un joven que ansía encontrar en su jardín una rosa roja para poder complacer a la muchacha de sus sueños, pero su deseo parece imposible porque allí no existe ninguna flor como la que él quiere.
El único testigo de esa pena parecía ser el ruiseñor, quien comprendía el sufrimiento del estudiante a pesar de que otros animales consideraban absurda la idea de amargarse por la ausencia de una rosa roja.
Decidido a ayudar a ese enamorado, el ave intentó convencer a varios rosales de regalarle lo que él pretendía a cambio de una canción, pero ninguno estaba dispuesto a ceder, excepto el arbusto que crecía bajo una ventana.
Este rosal, lejos de ser solidario y generoso, le propuso hacer nacer una rosa roja a cambio de que él cantase a la luz de la luna con su pecho apoyado sobre una espina para, de este modo, teñir la flor con la sangre de su corazón.
El ruiseñor no quería morir, pero deseaba ayudar al estudiante. Por esa razón, tomo coraje y se acercó al joven para contarle todo lo que estaba a dispuesto a hacer a cambio de que él fuese un verdadero enamorado.
El muchacho no comprendió las palabras del pájaro, pero el ruiseñor, tras regalarle una última canción a un árbol amigo cumplió su propósito y se dejó morir a cambio de que el rosal creara una hermosa rosa roja.
Al día siguiente, el estudiante se maravilló al encontrar en su jardín el objeto que necesitaba, pero horas después lo arrojó a un arroyo sólo porque la joven que había conquistado su corazón rechazó el regalo.
Comentarios3
Nadie sabe para quien trabaja, dice un antiguo adagio de leyendas populares, por algo será; acá vemos de hecho una patética demostración de aquello, segun el artículo que nos regala este autor.
♥
Desde niña leí y he releído estos cuentos. Pienso que Wilde de alguna manera influyó en mi carácter, es uno de mis autores favoritos. El sombrero de lady Windermere, Salomé, Balada de la cárcel de Reading...además de La importancia de llamarse Ernesto, ya mencionado, son maravillosos.
Salud♥s
Super triste!! Me identifique a pesar que nunca he leído a Oscar Wilde
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