Los trabajos de Hércules, de Agatha Christie

Es difícil entender cómo hacía Agatha Christie para crear, en poco tiempo, numerosas historias atrapantes llenas de suspenso y resoluciones originales, pero las pruebas están a disposición de todos: si uno analiza la producción literaria de esta autora británica se dará cuenta que, desde 1920 (año de publicación de «El misterioso caso de Styles») hasta 1976, Christie no paró de lanzar materiales.

Los trabajos de HérculesA juzgar por la frecuencia con la que publicaba sus trabajos, parece que, además de poseer una gran creatividad, la novelista se aburría pronto de sus libros y siempre buscaba la forma de sorprender con un relato más fascinante que el anterior.

En 1947, por ejemplo, la escritora quiso renovar el interés de quienes hasta entonces ya habían leído obras como «Un cadáver en la biblioteca», «Cianuro espumoso» y «Sangre en la piscina» a través de «Los trabajos de Hércules», una propuesta compuesta por doce textos breves. Esas historias, como el título del material lo indica, están protagonizadas por el famoso detective de origen belga que la reina del crimen bautizó como Hércules Poirot.

En ellos, los lectores resultan cautivados por diversos casos que el investigador asume para demostrar que él tiene las aptitudes necesarias como para hacer honor a su nombre mediante la realización de actos épicos que recuerden la figura del antiguo Heracles, un héroe de la mitología griega que fue divinizado tras protagonizar doce arcaicos episodios.

«El león de Nemea», «La hidra de Lerna», «La cierva de Cerinia», «El jabalí de Erimanto», «Los establos de Augías», «Los pájaros del Estínfalo», «El toro de Creta», «Las yeguas de Diomedes», «El cinturón de Hipólita», «El ganado de Gerión», «Las manzanas de las Hespérides» y «La captura de Cerbero» son los nombres de cada uno de los relatos que forman parte del apasionante libro que Christie decidió bautizar como «Los trabajos de Hércules».



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