Sí, acepto esa copa de vino.
Pero, por favor, ¡abra el balcón!
Caballero lejos de mi intención
acaparar el aroma que desprende…
¡este delicioso “chateau”!
Vertámoslo pues,
en el escanciador de cristal de Bohemia,
aireará el angelical caldo,
fruto de semilla centrada
de uva cabernet sauvignon y merlot,
de tierra roja mimosamente labrada,
¡bebedizo de dioses y hadas!
Será que como todo gran reserva,
excelente se conserva
en barricas de madera de roble.
Igual que la esencia de vuestro corazón,
¡culmen de inmortalidad!
En el espacio tranquilo y novicio
invita Wagner a un preludio…
Y fue ahí donde la razón viajera,
sucumbió prisionera.
Que sean las lágrimas de mi copa
la glicerina de su vino,
y mi cuerpo el bebedizo
que colme su fino paladar,
que aplaque su sed.
Y en aquel velado instante
el ensueño arropó el silencio,
los labios enmudecieron,
y el beso exquisito tocó el aire…
- Autor: AdelaVila ( Offline)
- Publicado: 2 de abril de 2011 a las 09:35
- Categoría: Amor
- Lecturas: 58
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