Mi madre apuró el desfallecimiento
cuando supo que la flor de todos
sus encantamientos
residía en el desierto.
He percibido sombras y colmillos.
He recuperado la luna y el glóbulo rojo
que decidió luchar por motivos ineludibles
pero benévolos.
Mis padres compartieron una lágrima
y la lágrima fue mi nacimiento.
Camino lentamente entre las flores del desierto
procurando un orden cósmico y veraz
que le otorgue a los hombres
una familia donde reposar.
- Autor: Alexander Vórtice (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2011 a las 10:39
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 658
Comentarios1
Si hay flores en ese desierto hay esperanza amigo
bello escrito
saludos
Siempre hay esperanza... Un abrazo y gracias, amiga Flor
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