Ensamblados tus pies de planta
con el gramo de la arena donde reposa tu volumen,
Tus raíces desnudas y de rojo esmalte uña
comulgan con el litro del agua desarrollada
De tu vientre parece asomar una boca
que nutre de leche azul a la ola diminuta
y produce la espuma y su burbuja.
¡ Amada ¡
Es nuestra la playa de la Plata y sus terrones,
donde tu pelo pasea mi sombra y el vapor hace caos y
confusión de atmósfera al reunir tú las vidas
de los barcos del mar de antaño
con el fuego impreso de tu boca de sirena y beso.
Amaneció el cielo
plagado de gaviotas y plumas cansinas
y en descenso fue su vuelo
a reposar su plumaje de vientre y seno ardiente.
En la barranca de los lobos marinos
se despeño la piedra solitaria y
explotando sus esmeraldas en orden
forjó el sello amarillo en playa
y la sombra dejó su soledad fantasma
tras nuestras espaldas de triunfo
Al llegar,
parecía un sepulcro de besos y territorios desiertos,
ahora semeja un ataúd inmolando sus maderos
con la combustión de la uva y sus productos.
Era nuestro destino que nos traía juntos
Tu anhelo de naufraga entusiasta y mi deseo que viajó contigo.
La ancha cintura del mar me miró
cuando conservaba tus aristas de costa y perfil
y adelgazó su vientre de marino afable
cuando mis ojos de proa navegaron por tu rostro llameante,
tu frente irradió los colores de los siete primarios claveles.
Amor,
antes que palabra emergiera de las bocas
nuestros labios de presencia pronunciaron su apego.
Desplegaste en tu risa
todo el derroche del hambre del pan honroso y
caía en ti la piel de la manzana calada
con el jugo del melón estacionado.
Cuando arrimamos dos bocas ciegas
con la trementina surcando los bordes
la piña bañó los cuatro labios.
Tembló el aire su reposo y de un beso lubricado
estampamos la fortaleza de la harina y sus derivados.
El alga curiosa de la piedra primitiva
festejó la alegre hora de los besos de gula.
Mientras tus ojos forjados desvestían mi piel ávida y
tu roce de copula desfilaba tus dientes de hambre
con mi sed insaciable se trenzaron en una madeja de cuerpos...
Un remolino de aromas enroscando largos racimos de istmo
reemplazando la burbuja por la carne pulpa y
nuestros frutos de elevada temperatura
consumían las olas en el cielo.
¡ OH, amor ¡
aun el agua insiste con su rocío diluido en mojar nuestros andenes
sin advertir que estamos mas allá de sus arenas.
Sentados mas cerca del todo absoluto respirante y
retirados cada vez mas lejos
del hueco de la nada y sus cerrojos negros de insomnio.
- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2011 a las 00:25
- Categoría: Amor
- Lecturas: 34
Comentarios2
ME HA GUSTADO TU BELLO POEMA DONDE PLASMASTE UN BELLO ENCUENTRO CON TU BELLA DAMA EN LA PLAYA...
ABRAZOS DE CORAZON...
Bello poema, nada como la playa la arena, y se encuentro necesitado,
un abrazo:)
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