Para qué hacernos daño si nos gustamos.
Rociar el jazmín sería una buena idea.
Ábreme el resplandor de tu pecho.
Toma las llaves de mi pieza y entra en mis libros.
Déjame una nota con perfume a beso.
Recuerda el futuro que tendremos.
Para que hacernos daños.
Alguien quemó tus talones, ya sabes cómo se siente.
Yo entregué mis heridas en las puertas de la paciencia.
Como una espera que toma una lanza cuidé tu holograma.
No sabía cómo eras, pero en mis sueños, adopté tu fragancia
(como la tierra húmeda adopta las semillas).
Para qué hacernos daño.
Ida y jamás vuelta sería una buena idea.
Te invito a encerrarnos en nuestra piel.
Habrá recados en las sabanas y el café dirá tu nombre.
Te invito a leer mis manos,
con tu lengua esparcir mi voz sobre la risa del mundo.
Te invito a desayunar mi silencio.
Serás libre y agitadamente feliz.
La música vendrá a espiarnos silenciosamente.
Tomaremos pálpitos y amarraremos nuestros pies.
¿Será un tango viejo o tal vez bolero de miel?
No lo sé. Pero seremos una danza infatigable.
Ambos lo entendemos. Para qué hacernos daño.
Si el cristal brilla cuando alguien lo pule.
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Autor:
Pier Paolo Abarca (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
22 de abril de 2011 a las 14:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
167
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