AMANTE POR UNAS HORAS.

Hacía mucho tiempo que no salía de noche…y pensé… “esta noche,  salgo a dar un paseo”

 Y Salí, a la calle.

Comencé a caminar bajo el manto de la noche estrella. Mire a un lado y a otro, luego mire a arriba al cielo,  valla,  estaban tan baja las estrellas que parecía que se podrían tocar con las manos  solo con estirar el brazo, no intente coger ninguna pues sabía que las alcanzaría.  

Al volver la esquina de la avenida del parque,  la vi…estaba sentada en el banco de hierro que estaba al do de la parada del autobús.

Joder que mujer tan impresionante ¿sería cubana?

Tenía los ojos grandes rajados y de un azul turquesa bellísimos, la mire y me encontré con esos hermosos ojos,  quede cómo paralizado al ver tanta belleza nada más salir de casa.

Me acerque.

-Buenas noche señorita, ¿Qué hace una belleza como usted sola y tan tarde en la calle?

Ella me miro de nuevo, dudo un instante y luego, dijo.

-Me supongo que como usted aburrida y sin nada que hacer, ¿o me equivoco?, contesto ella terminando también con otra pregunta.

-¿Le apetece tomar un copa?

-Sí,  pero no con un desconocido como usted.

-A… lo siento mi nombre es,  Ales, y estoy a su disposición para lo que desee…ya no soy un desconocido. ¿No le parece?

Ella lanzo una carcajada, y dijo,  -Me llamo Amalia, y me ha convencido para tomar esa copa.

Vivo aquí al lado ¿o prefiere en un bar?

-Sé dónde vives  -dijo ella sonriendo- Soy casi vecina tuya te he visto salir muchas veces vivo al lado tres puertas mas a bajo de tu casa ¿puedo tutearte?  Me pregunto con su bella carita muy  cerquita de la mía.

-Por supuesto por favor, si vamos a ser amigos mejor así.

¿Amigos?  No vas demasiado de prisa, acabamos de conocernos, ¿no te parece?

-Claro pero ya no somos dos desconocido al menos podríamos ser amigos, si te parece bien.

Cerca de allí había un bar musical y nos dirigimos al local.

sonaba una musiquilla muy romántica, lo que nos despertó el deseo de bailar, pedimos dos copas ella pidió un Tropicana yo un whisky, le dimos sendos tragos y nos pusimos a bailar.

Comenzamos bailando separados pero según pasaba el tiempo fuimos arrimándonos poco a poco, sentís su cuerpo ardiente pegado al mío, a aquel cuerpo esbelto de curvas pronunciadas y dos pechos duros y derechos como dos cuernos de rinoceronte  lo que me provocaba una sensación de bien estar y despertó mi intimidad que se fue endureciendo cada vez más y más.  Su pelo rubio me acariciaba la cara  como si fuese seda fina.

Ella al sentirse la presión de mi falo levantó su linda cara y me miro a los ojos con una sonrisa  llena de picardía. -Te estás emocionando o me lo parece a mí, dijo soltando una risotada nerviosa.

-Lo, lo, lo, siento,  balbucee yo como atontado.  Joder que vergüenza pase.

-No te preocupes dijo ella.

Eso me calmo un poco, pero no se me bajo la dureza del espolón, que seguía punteando cerca de la cueva que solo la separaba su vestido rosa y mi pantalón  tejano.

Termino la canción pero ella no se soltó, siguió abrazada a mí, con su cara apoyada en mi pecho, yo le di un beso en su pelo rubio y otro y otro, levantó su cara y el beso le cayó en su frente,   alzo la cara más y el otro beso le quedo en los labios que buscaron los míos que desprendían fuego.

Me devolvió el beso con furia salvaje como si lo hubiese estado esperando hacia tiempo. Eso hizo una reacción en cadena, todo mi cuerpo se contrajo y la abrace con mas fuerzas como queriendo meterla dentro de mí.

Ella seguía comiéndome la boca con aquel sabor tropical sabor cubano a coco y piña colada que envenenaba mi sangre y perturbaba mi mente la conduje al fondo del local al rincón más apartado y más oscuro donde había  barios sillones que se encontraban vacios dado la poca gente que se encontraba el ese momento en el local.

Me  arrodille le subí el vestido  y tire de su tanga también rosa.

 -Que haces que nos van a ver,- dijo- pero tenía su mano derecha sobre mi cabeza y me la empujo hasta que mi nariz  choco contra su sexo ya muy húmedo y ardoroso.

 Su aroma se metió en mis sentido y mi lengua frenética trabajaba la entrada de aquel tune que emanaba fluidos embriagadores.

Se comenzaros a escuchar gemidos al principio tímidos, pero fueros en aumento según mi lengua entraba y salía de la caverna rosada que se convertía en un volcán de lava caliente.

Me aparto la cabeza y se dejo caer en el largo sillón dejando al descubierto a aquel sexo hambriento esperando lo que no tardaría en tener, pues mi pene estaba que ya no podía aguantar mucho mas, con mi mano lo deslice a la entrada de aquel infierno en llamas y con el glande restregué un poco de arriba abajo y de abajo a arriba.

Sus piernas se abrieron al máximo y su flor que do total mente abierta, esperando la penetración que yo retrase para que mi amante gozara el máximo hasta que me suplico la penetración, entonces yo fui penetrando lenta mente muy lenta mente centímetro a centímetro.

 Estuvimos cinco o seis minutos ausentes del mundo que nos rodeaba, solo escuchábamos nuestros gemidos de placer, de pronto estallamos juntos en unos desenfrenados vaivenes como dos desesperados, nuestra bocas se devorabas mesclando nuestras salivas en el mejor Costel de amor.

 Pasado unos momentos de relajación salimos del local como dos enamorados y nos dirigimos a mi casa.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

 Autor: Joaquín Méndez. Reservados todos los derechos

30/04/11.