Descendió mi mano errante
De tu hombro a tu cintura
Convirtiendo la amistad
En un grumo de ternura
Percibiendo en cada roce
Un amor incandescente
Ocultando tras sonrisas
El deseo de mil caricias.
Al sentir que te perdía
Se erigió en guerra mi pecho
Decidió que serias mía
Y que moriría en tu lecho.
A cada uno de tus besos
Puse mi vida por precio
Mutando el que fueras mía
Por ser tu trémulo adepto.
Convirtiendo mis manos en corceles
Escale por la cumbre de tus senos
Cabalgando sin bridas y sin frenos
Hasta haber explorado tú contorno.
Con las águilas reales de tus besos
Contemplaste lentamente mi paisaje
Con su vuelo solemne, firme y grave
Has llegado al confín de mi intelecto.
Mis caricias cambiaron su estructura
Pues mi alma emanaba de mis dedos
Cuando antes decían un ¡Te deseo!
Hoy te gritan TE AMO con recelo.
Con el ansia de alargar ese presente
Te abriré el caudal de mi memoria
Con los cuerpos unidos o alejados
Viviré en tu sinapsis adentrado.
- Autor: Pablo Alvarez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2011 a las 15:05
- Comentario del autor sobre el poema: Rosario
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 91
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