Si yo pudiera llorar lo que me faltas.
Si pudieras ver mi llanto.
Si bromearas tu muerte...
Siento que sólo te moriste para mí.
Toda la hectárea de tu cama es una vacía delincuente de mis llantos.
Consecuencia de que no estás en la boca que se ahoga a punto de contarte
Consecuencia de que no estás es la canción que canto con la quijada para arriba, como buscándote celeste, consecuencia en una uña que me rasguña la reventada escuela con tus manos.
La cocina ya no huele a comida sólo a fingir sonrisa y a panza complacida. Consecuencia es ver al albúm de tus vestidos que enseñan su laceración en las urdimbres que ya no sirven y se descocen.
Aprieto tu ropa como para exprimirte en ella la piel que ya no eres, el aroma en que no estás.
En los senos de todas eres la leche que me falta, el sabor de mis labios de bebé; en tu cintura.
El único presagio es un baño-daño, un puño de hormiguero, una mama con truenos de cemento y un esqueleto haciéndose la partícula que respiran todos, menos yo.
Yo quería que nunca te enterraran. Sabiéndote muerta te besaba como a una novia nueva, para yo en cada beso llevarte, con mis babas, el dedo de canela y el ojo de marmol. A tu cabello peinarlo y nunca dejarlo quieto, como ahora -cabello largo con camisa de musgo- y a tu cuello sobarlo para que descansarás de mí hasta el último “voltear a verme”
No quiero pensar tu última visión, ni tu último abrazo, el último trago de agua, la última vez que desinfectaste la casa para evitar enfermos tuyos –cuando te volvías sana nuestra en toda “itis” y todo cáncer mínimo- porque si lo pensara me volvería más muerto que tú, trémulo en inteligencia distanciada del caminar lejos.
Hoy quiero una gota de la botella concubina de tu tumba sólo para refugiarme una vez a orillas de tus pies y pulir una caricia a lo que ya no eres.
Así estoy, así quiero estar: reencarnándote en mis grietas y resonar silencio de tus pies en mis istmos, pateando Adelante para fregar lo que enseñaste.
Mamá en el interno, estrenado, patético, movimiento de la huella con alfiler. Mamá, mi óbito, mi Mamá martirio. Mi Mamá recuerdo. Si pudiera llorar lo que me faltas.
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Autor:
Eduardo Urueta (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
11 de mayo de 2011 a las 22:36
- Categoría: Triste
- Lecturas:
104
- Usuarios favoritos de este poema: Leonardo Arzate
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