Manual Para Un Suicida Principiante

Arturo Villada Vidal

No entiendo muy bien que pasa conmigo... Traté de ser lo mas objetivo posible mientras analizaba mi situación, pero fue una insensatez. Lo más correcto en estos casos es ser totalmente subjetivo, dejarse llevar por el basto mar de nimiedades que hacen parte de nuestra existencia.

Quisiera decir tantas cosas a tantas personas, pero ya es tarde. He decidido que hasta hoy mis pupilas miraran el purpura de los cielos atardecidos de la ciudad. Pienso en ******** y me duelen las entrañas, nunca tuve las agallas para al menos decirle que me gustaba, que sus ojos parecían calcados en mi mirada. Una decepción mas para mi ridícula y extraña cuenta personal.

He caminado durante horas por la casa embriagada de soledad, tocando sus muros fríos y pensando un sin fin de cosas, en la carrera que no terminé, en todas las noches de cerveza y vino que tuve, donde en un intento desesperado por hacerme el esclarecido con mis amigos y conmigo mismo, no me di cuenta que en realidad lo único que hacia era minar mi cabeza con un sin fin de actitudes y gestos observados detalladamente, en los que queme muchas mas neuronas que las incineradas gracias a la hierba hecha humo.

Me he sentado a escribir y se que no soy el único al que le da vueltas esta idea en la cabeza. Pienso ahora en todas las personas que se han arrebatado la vida, en sus razones para hacerlo... Antes pensaba en lo cobardes que fueron, pero ahora es diferente, tal vez tenemos demasiada compasión y los ojos muy cristianizados para verlo bien... Quiero suicidarte junto a mi... y que todo termine con nuestras miradas perdidas/fijas en alguna mancha del cielo raso.

Hoy mi desayuno fue un gran vaso de leche fría, una carta sin destinatario... unas cuantas Valium 10, Un coctel de amapola y morfina... y como la cereza del helado, un seconal muy bien añejado...

  • Autor: Raskolnikof (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de mayo de 2011 a las 16:03
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 36
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