Poema tras la mirada del ebrio abandonado…
Las copas, el vino, bailan,
se ríen de mi sentir,
de mi voz ultrajada,
de mi alma despedazada.
Al diablo el perro,
desde cuando no lo sé
pero ahora habla español;
y habla tan claro el feo
que me da escalofrío
me grita, me reclama.
¡No me grites Firulay!
o Rocky, o Guitarra,
ya olvide tu nombre
ya olvide hasta el mío,
que necedad tan terca esta
de todo querer olvidar.
Y yo que de repente parpadeo
observo los cubos de hielo
dentro de las frágiles copas
como conversan entre ellos,
fuman un cigarro, un Malboro
para acortar el inquietante frío
mientras se hacen de charlas
sobre si el whisky es orgulloso
o si la cerveza por ahí se duerme,
que si el tequila es machista
o el aguardiente lo es más;
entonces me retiro lentamente
cuidando de al suelo no caer
dejando la calurosa tertulia
tanteando las firmes paredes
evitando dar besos al frío
que se pasea bajo mis pies.
La ebriedad es un don
que permite ser mejor en todo
desde adentro de tu pensamiento
mientras afuera todo es fatal,
tu táctica se habilita en el tacto
en el zigzaguear de pasos estrechos
en el poder de mirar, observar
todo en doble cantidad,
mas de uno lo mismo
cual Jesucristo que multiplicaba
ahora lo hago yo, con la sola mirada.
Los pasos me llevan bordeando la alcoba
a las puertas del inquieto jardín
donde encuentro margaritas,
rosas, claveles, violetas,
discutiendo entre ellas
sobre quien es mas hermosa,
“Yo por supuesto” dice la rosa
¡Que no! reclama la violeta
con tono de voz casi molesta.
Y yo con la mirada distraida
observo en la esquina una mata,
mata de papo sembrada en la cerca
cerca cercada de sus flores rosadas
y observando suspiro, que hermosos son
que hermosos son los papos que sembró
la ingrata que me dejó.
Las flores que discutían hicieron
tajante un silencio sepulcral
miraron la cerca e igual suspiraron
así como suspire yo;
que hermosas hojas, que hermoso color
quisiera ser papo decía la rosa
y la violeta dejando de estar molesta
solo murmuraba, yo también, yo también.
Observando de vuelta la serenidad del jardín
decidí regresar a la mesa
buscando un sorbo del elixir
que mantenía ocupado mi sentir
ocupado en pensarla mas.
Ya el hielo evaporado estaba
pero las colillas permanecían ahí;
miro los retratos polvorientos
visibles por la penumbra traviesa
adornos de las oscuras paredes,
y entonces me da por pensar
si la vida es a veces así de triste
que mas, que mas me da.
Otro trago señor cantinero…
Hoy hablo solo,
usted ni ella aquí están
y sé que el trago así pedido
desde mi propio encierro
al igual que ella
a mi nunca llegará…
- Autor: Luis Antonio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de mayo de 2011 a las 00:08
- Comentario del autor sobre el poema: nada personal :) no bebo jeje.. pero hace mucho tiempo si lo hice asi que tengo licencia para expresar lo que digo jaja, es solo poema tratando de rescatar la chispa apagada de mi imaginacion... saludos...
- Categoría: Triste
- Lecturas: 28
Comentarios3
Hoy hablo solo,
usted ni ella aquí están
y sé que el trago así pedido
desde mi propio encierro
al igual que ella
a mi nunca llegará
Muy hermoso este final mi querido Luisito, tu pluma incansable siempre con tu estilo sin igual, un abrazo
LUISITO!!!! AMIGO
HONESTIDAD BRUTAL LA TUYA!
LA VIDA COMO EL FUTBOL DA REVANCHAS
SOLO QUE UNO DEBE ESTAR SOBRIO PARA EL MOMENTO DE ELLA.
VENDRÁ NO TENGAS DUDAS.
ABRAZOS SIN ALCOHOL PARA LEVANTAR LA COPA DEL TRIUNFO.
jaja aceptada la copa amigo... gracias por tu alentador comentario... abrazos hermano...................
LUIS ES UN POEMA DE PROFUNDA REFLEXION ....EL ALCOHOL MAL AMIGO
ABRAZOS DTB
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