Ahora el hombre, ya no es hombre,
la cama lo domina y su cara esta vencida,
el murmullo de los cuervos da el presagio de un nuevo
y peligroso viaje.
Lo placentero se desvanece, el balcon iluminado por el sol
parece atraer a las sombras para su festin,
el carroñero esta a su lado, no hay fuerzas para vencerlo,
el vigor de aquel con sangre de tierra, de ese sujeto que aspiraba ciudad
y suspiraba montañas se extingue con el camino.
Su rostro sigue extaciado de joven figura ,
descansa sobre el trabajo de sus manos,
y alimenta su mente con pensamientos incognitos,
mas ya no se desvela por el abrazo de su cultivo.
- Autor: tiburcio de la sonec ( Offline)
- Publicado: 31 de mayo de 2011 a las 18:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 78
Comentarios1
Para mi ascendencia
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