maná caído del cielo, nació tu simiente en mí, rosa blanca, terciopelo. Desde el instante gozoso, en que rozaste mi cuerpo, te sentí luz y vida, hasta el fin de los tiempos. Al beber de mi pecho, tu piel se fundió conmigo, notando como mi alma, tocar podía el firmamento. Pequeña flor de verano, canto de esperanza y sueños, manantial de dulzura, mi niña, mi ensueño.
Para mi hija Silvia
- Autor: marimar (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2011 a las 05:44
- Categoría: Familia
- Lecturas: 832
- Usuarios favoritos de este poema: Rocío V-P.
Comentarios7
La madre que con su celo
ve en su retoño una flor,
con ese cariño y candor
abre las puertas el cielo
al producto de su amor.
Ego sum
gracias camilo, mil gracias por este precioso comentario , un abrazo enorme lleno de rosas blancas
gracias camilo, mil gracias por este precioso comentario , un abrazo enorme lleno de rosas blancas
MARIMAR.SENCILLAMENTE HERMOSO .....DESBORDA TERNURA
ME GUSTO LEERTE
ABRAZOS DTB
GRACIAS ISA, ES LO QUE INSPIRAN LOS HIJOS, UNABRAZO
Toda una dulzura de sentimientos que bañan tus versos de amor filial.
Un placer leerte.
Abrazos
Buenas tardes Andrés, agradecida de que pases por mi rinconcito, un beso
Las Rosas y el amor perfecta fusion.
Un abrazo amiga.
gracias Diego por leerme, un abrazo
Tierno porma , un hermoso regalo a tu hija , seguro le encantará
Saludos
Rafa
gracias por visitarme, un abrazo
Caray, es la rosa mas hermosa que he visto nunca.
Un besazo.
Qué va! hay muchas rosas en el mundo todos somos ROSAS DE NUESTRAS MADRES, gracias por tu bonito comentario
Bueno, eso de todas somos rosas de nuestras madres..... ni todas son madres ni todas son rosas.... pero que caray, el poema es una flor en sí, que he sabido apreciar.
Un beso.
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