¡Hola! Sí al menos pudieras escucharme, o yo verte, nunca oirías mi Adiós o me verías marchar.
¡Hola! Sería mi oportuno clavel cuando caigas, cuando llores, cuando despiertes, cuando duermas, cuando calles o sientas necesitas gritar, hastiada del silencio y sus falsos ramales, del conflicto de lo normal, de lo invivido, a secas.
Por cada ¡Hola! Confesará un Dios falso, recogeré una a una las crisis de tus lágrimas despedidas, devolveré las estaciones a tu cuerpo para darles el uso perfecto, habitaré los climas de tu piel y floreceré en tu vientre. No habrá Adiós en nuestro vocablo, nos acosará la vida y su alabanza.
LRL
12-7-2011
- Autor: Leandro Rodríguez Linárez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de julio de 2011 a las 10:59
- Categoría: Amor
- Lecturas: 42
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