Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
y escucho con dulzura la hierba crecer.
La hierba que piso sin querer,
esa hierba verde, fresca, que al amanecer,
sus gotas de rocío me acarician los pies.
Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
en la quietud de ese prado,
unos vienen, otros van, mirando...
¡sí!
Mirando por doquier, están viendo
que entre la hierba, las flores crecen también.
Amapolas, margaritas, rosas...
rosas rojas, blancas y amarillas,
esas no tienen espinas,
simplemente acarician,
son como besos, dulces besos...
dados en las mejillas.
Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
y escucho con dulzura la hierba crecer.
Esa hierba que piso sin querer,
esa hierba verde, fresca, que al amanecer,
sus gotas de rocío me acarician los pies.
- Autor: Higorca (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de julio de 2011 a las 13:13
- Comentario del autor sobre el poema: Me gusta sentarme sobre la hierba, estar en silencio, escuchar atentamente todo lo que me rodea, y, es entonces cuando, escucho el crecer esa hierba.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
muy bueno tu poema amiga
un placer visitarte
yo tambien amo y deseo el silencio
saludos de jorge siza
El silencio puede ser la puerta del olvido... pero también puede ser la puerta de la soledad querida que nos cure de la cruel sociedad actual.
Saludos y amistad
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