Y en tus ojos, en tus ojos mujer

Si pudiera mirarme en tus ojos,

Como sabes que sueño mi reina,

Le darías al alma de un hombre

La alegría con que tanto se empeña.

 

Un pedir que no es tanto comprendo,

¿Qué razón tú tendrás que te niegas?

Pues quizá yo no pueda pagarte,

Pero Dios te dará recompensa.

 

Tal vez, quien sabe, si estas letras que escribo esta tarde,

Con mis ojos con llanto al hacerlas;

Si al llegar a tus manos las tires,

Al ver que son tan mías, no te importe leerlas.

 

Sin embargo yo sigo insistiendo,

Y en silencio ahogo mis penas;

Pues no quiero que se acerque el final,

Que hacía ti yo inspire un poema.

 

Lo pienso así y a ti te lo juro,

Me da miedo que eso suceda;

Veo la vida pasar como el viento,

Tan veloz, centelleante  carrera.

 

Y mujer, si esta noche te acuestas temprano,

Yo quisiera feliz te durmieras;

Y que sueñes me das con tu boca,

Muchos besos y que eres mi dueña.

 

Que no despiertes asustada y temblando,

Y al abrir tu ventana temprano;

Sea encontrarme lo que tú bien quisieras,

Y llevarme y tenerme en tus brazos como una actriz de novela.

 

Pero que no sea fingido lo que hagas conmigo,

Que lo sientas y vivas de veras;

Y así culmine el final de mi sueño,

Con pasión que me brinde tu entrega.

 

Que seas el  Alba que despierte mi vida,

Que no dejes que me hieran quimeras;

Mira al hombre que ha soñado contigo;

Y en tus ojos, en tus ojos mujer, yo mirarme quisiera.

 

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita