Con agua en tus ojos.
Con la boca muda.
Con la sonrisa perdida,
aún cansada, por esas cosas de la vida...
Te puse un nombre,
te otorgué un lugar entre mis despojos,
te acordé un borde de claridad
en el milagro de nombrarte.
Quité los inhumanos cerrojos
y me decidí a esperarte.
Me sumergí en la posibilidad
en puntas de pié.
En mí, prendida estás como los abrojos
que quedan en la realidad
de tu estar, al desearte.
Solo una vez te equivocaste,
cuando dejaste caer el azúcar de tu palabra
sobre mi corazón, ya sin calma,
creyendo que a solas, no iba a nombrarte,
y cuando creíste, esta tarde
que no iba a amarte.
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Autor:
Juan Pablo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de agosto de 2011 a las 00:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 424
- Usuarios favoritos de este poema: Diluz
Comentarios3
El único error es que no se entienda el sentimiento.
hayyy me encanto!!!
Gracias por tamaña expresion (el "Ayyy")
Juan P.
jajaja si es que me encanto de verdad!!
"Quité los inhumanos cerrojos
y me decidí a esperarte"
Al fin!! "sumergirse en la posibilidad" es casi hacerlo posible, haciendo lo posible.
Buen domingo Pablín. Un abrazo enorme
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