Versos a una mujer

El día que yo me muera, como habrá de suceder,
Quiero morirme escribiendo versos a una mujer;
A una mujer que me ame, y haya estado conmigo,
En las buenas y en las malas, para forjar mí destino.

Dime si puedes ser esa, si estás dispuesta a aceptarlo,
Mujer de tanta belleza, y corazón de platino; no te detenga a pensarlo;
Que el día que yo me muera, tú estés viviendo conmigo,
Y seas tú la que veas cuando acaban mis suspiros.

Versos a una mujer, quiero que estén muy presentes,
Y que sean mis recuerdos, cuando ya me encuentre ausente;
Que tú los grabe en tu mente como símbolos de amor,
Porque estando en agonía los dictó mi corazón.

Pero no llores mi ausencia, luego que haya partido,
Porque me has dado en la vida, lo que yo a ti te he pedido;
Como cariño y amor, ternura y comprensión,
Cuando estando en tus brazos es para mí tu atención.

Recuérdame como fui, un hombre nunca perfecto,
No digas después de muerto, bendito que bueno era;
Dejando sobre mi tumba flores que luego marchitan,
Si ya yo he sido conforme con lo logrado en la vida.

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita