A OTRO MARTIR

DAVID J ELJURI F.



El hombre salió de su despacho y
se dirigió con paso firme hacia el vehículo que lo esperaba para hacer el peligroso trayecto que debía ponerlo a salvo
de las amenazas de muerte que se cernían sobre su cansado cuerpo de 63 años. No
eran más de quince pasos hasta el automóvil, pero en ese breve trayecto, su
vida transcurrió ante sus ojos como un rayo en la oscuridad, corto, pero
intenso…



 



Después de pasearse por su
privilegiada infancia, pasó fugaz por los tiempos de estudiante, sus correrías
de joven, su acomodada vida y un sin fin de vivencias que había ido atesorando
durante años de ejercicio. Ya próximo a su retiro, ocho años atrás, apareció
aquella mujer en su casa, había sido contratada para hacer los oficios
domésticos en la casa de aquel hombre mayor que vivía solo.



 



Ya habían emprendido viaje y casi
salían de las últimas casa del olvidado pueblito donde lo habían destinado para
que ejerciera en sus últimos años, cuando de pronto unas voces en la carretera
lo hicieron regresar del dormitorio de aquella mujer con la que había tenido
una hija; sabía que había llegado al destino final, ya no habría mañana para
él, recordó a la mujer y a su hija, dos cosas que debieron haber sido
prohibidas, que no debieron llegar jamás, pero existían, eso era inevitable, su
falta había sido muy grave y arrastraba su culpa en el peso de la conciencia.



 



Terminó de percatarse de la
realidad cuando escuchó una voz que le increpaba: Bájese del campero, maldito
cura!!..; entonces comprendió que Bucaramanga ya no sería el fin de la jornada,
su vida terminaría en ese camino descubierto por el cual no transitaban sino
los camperos y las bestias de carga.



 



Lo matarían por no haber accedido
a la petición de aquellas personas, por no haber leído públicamente el
documento que le había sido entregado para que lo leyera en la próxima homilía.
No lo asesinarían por haber preñado a aquella campesina que le servía en la
casa parroquial, no por haber mantenido en secreto el fruto de aquella
relación, lo asesinarían por haberse negado a leer una proclama de uno de los
grupos mas radicales que operan en Colombia, maoístas ellos, radicales ellos,
sanguinarios ellos y, armados hasta los dientes…



 



Carta póstuma a un sacerdote, tío
de mi esposa, que fue asesinado por el EPL, en el pueblo de Cáchira, Colombia



 



A OTRO
MARTIR



 



Pudiste llamarte Hernando, o Alfonso, o quizá Indalecio, Augusto,
Expedito o de cualquier otra forma, pero te llamabas Pedro León y todos te
decíamos tío; hoy tras tu absurda muerte, eres el tío de cualquier colombiano,
o el hijo, o el hermano, o simplemente el párroco de cualquier pueblo de ese
hermano País, o tal vez, el mas humilde campesino de cualquier pueblito
latinoamericano.



 



No te mató la guerrilla, ni los
paramilitares, ni los cuerpos de seguridad del gobierno; se me ocurre que tu
muerte es un número mas en la estadística de una epidemia que afecta a
Latinoamérica y que se llama Violencia; esa violencia que, a su vez, es hija de
la injusticia social que viven nuestros países y del sordo proceder de sus
líderes, no importa de que lado se coloquen o la bandera que enarbolen; la
violencia es maldita por Dios y debe ser maldita por los hombres que como
nosotros profesamos la fe cristiana.



 



Tu atacaste ambas formas de violencia, y
si te asesinaron unos, fue simplemente porque se le adelantaron a los otros, y
los que apretaron el gatillo, fueron los mismos que otrora empuñaron el
martillo para fijar los clavos al madero.



 



La fe me dice que ya estás en la
presencia de Dios; y como diste tu vida por lo que amabas, que era la paz de tu
pueblo, sé que tu sangre será el mejor fertilizante para abonar el huerto donde
germine esa paz tan anhelada por los colombianos y que yo les deseo a todos,
incluso a los que creyeron hacer
justicia llevándose tu vida, porque estoy seguro, que también por ellos, tu
clamabas por la paz..



 



Pedro León, Tío, cura, o como quiera que
yo te llamara; “Chico Vale” como tu me decías, te manda este humilde homenaje.
Yo sé que ya lo leíste porque tu mismo lo recitaste a mi oído; solo espero que
lo puedan leer todos aquellos que hoy viven infectados por el virus de la
violencia, es decir, Colombia toda, Venezuela toda, Latinoamérica toda, el
mundo todo...



 



No puedo decirte que descanses en paz,
pues los que mueren en la fe cristiana alcanzan la vida eterna; y como decía
Alí Primera, el que cambió el fusil por la canción, “ Los que mueren por la
vida no pueden llamarse muertos”



 



Hasta pronto tío, hasta pronto Pedro
León, hasta pronto amigo; tus sobrinos y sobrinos nietos desde Venezuela te
lloran, y yo, “Chico Vale”, simplemente te saludo



 



Que la Paz florezca donde tu caíste...



 



Caracas, 19 de mayo de 1999



 

  • Autor: elpintor2 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de agosto de 2011 a las 09:10
  • Comentario del autor sobre el poema: Pedro León Camacho Amaya; tio de mi esposa, sacerdote y capellán del Batallón García Rovira de Pamplona, Colombia,fue asesinado por supuestos guerrilleros en el caserío de Cáchira donde había sido asignado por no se sabe que extrañas razones. El dia de su muerte, ejército a quien él servía, llevaba dias acampado a un kilómetro del caserío; el viejo pidió ayuda en varias oportunidades, pero el valeroso ejército llegó después de las trece detonaciones que nos arrebataron a ese ser querido. La primera parte es una historia novelada de lo que creo fue su vida; la segunda es la carta póstuma que le escribí. Fue llevada por mi esposa hasta Colombia y leída en su funeral...
  • Categoría: Sociopolítico
  • Lecturas: 106
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Comentarios +

Comentarios5

  • DAVID J ELJURI F.

    Gracias amigo GEMKRASH, siempre cuento con tus comentarios y tu valoración.
    Debo insistir sin embargo a todos quienes me leen y valoran.

    No creo merecer tantos "dieces" (10); no es que no los agradezca, el ego humano se alimenta de estas cosas; pero si todos los escritos merecen 10, entonces, o somos perfectos al escribir, o estamos convirtiendo la máxima calificación en algo del montón.

    Gracias igual por tu aporte y tu amistad.

  • DAVID J ELJURI F.

    Gracias amigo GEMKRASH, siempre cuento con tus comentarios y tu valoración.
    Debo insistir sin embargo a todos quienes me leen y valoran.

    No creo merecer tantos "dieces" (10); no es que no los agradezca, el ego humano se alimenta de estas cosas; pero si todos los escritos merecen 10, entonces, o somos perfectos al escribir, o estamos convirtiendo la máxima calificación en algo del montón.

    Gracias igual por tu aporte y tu amistad.

  • moreliano

    Hermosa forma de rendir omenaje,,

    • DAVID J ELJURI F.

      Gracias moreliano, de cualquier forma, hubiese preferido no tener que escribirlo porque costó la vida de un ser querido.

      • moreliano

        lo entiendo y lo lamento.

      • la negra rodriguez

        La violencia en todos los entidos debe ser condenada, nadie puede tomarse la vida de nadie bajo ningúna circunstancia.
        besos.

        • DAVID J ELJURI F.

          Gracias negra, estamos totalmente de acuerdo; lamentablemente existen personas que usan la violencia como único argumento.

        • ingrid chourio de martinez

          ¡Qué lindos versos dedicados a héroes! Hurgue en tu espacio y me encntre con estas sentidas letras..Un abrazo



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