Siendo tú, mi mujer amada

Hoy me voy a emborrachar, porque quiero ahogar mis penas,
Muchos me dicen que mueren, mientras más copas yo beba;
Las mías son tan perversas que quizás sepan nadar,
Y tratando de matarlas, con el alcohol que yo ingiera, mi vida pueda afectar.

Pero me siento muy triste, y busco una solución,
Que me conforte mi alma y alegre mi corazón;
Mirando con fe hacia el cielo, y las nubes se interponen,
Como queriendo impedir que lleguen mis oraciones.

Mas aquí donde me encuentro, nostálgico y pensativo,
Quisiera yo que se encuentren, tu sentimiento y el mío;
Que en tu mente siga vivo ese amor que tú me tienes,
Y que no exista un mañana, que sienta que me lo niegues.

Tú sabes que yo te amo y yo sé lo que mereces,
Y ese día que tú esperas, ante ti estaré ausente;
No porque yo lo quiera, es contra mi voluntad,
Pero si, da por seguro, que te amo, más y más.

No podré llegar a ti, para entregarle a tus manos, un bello arreglo de flores,
Siendo tú, mujer, mi amada, el amor de mis amores;
Pero las flores marchitan al cabo de algunos días,
Pero mi amor vivirá, para ti, por el resto de mi vida.

Aun así, hoy me voy a emborrachar, al ir brindando por ti,
Y aunque lejos, tu existencia, cual rama dará sombra a mi existir;
Juntándose en la distancia tu sonrisa con la mía,
Porque yo le pido a Dios, que seas feliz en tu día.

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita