Al óleo de un cuadro.

Sigo tu sombra por los peldaños,

como el primer día en que nos encontramos,

a través de todos éstos hermosos años,

recordando aquél viaje de luna de miel en un barco.

Llegamos a nuestra habitación, ahí te alcanzo,

das media vuelta y se juntan nuestros labios,

besos llenos de pasión, quedan plasmados en el óleo de un cuadro,

abrazo la fragilidad de tu cuerpo entre los segundos caminantes de un reloj.

Se nos fue la tarde en una bella canción,

jugando tras el aroma de una hermosa flor,

se nos va lentamente la noche en una oración,

se nos va la lluvia y el tiempo compartiendo nuestro corazón.

Se nos fueron las estrellas en una noche de amor,

amada mía, se nos fue la luna con su plateado color,

sentimos el romanticismo ardiente,

en suspiros que nacen desde nuestras almas, blandamente.

Llenaron mis palabras que con amor te escribo,

tendiéndome tu mano tersa bajo el cielo pensativo,

sólo aquí la luna nos pudo nuevamente encontrar,

entre los crepúsculos del otoño en los que no nos terminamos de amar.

La oscuridad nuestra habitación penetra,

brillan con nuestro ritmo las letras,

que en cartas de amor están impresas,

siguen los pétalos de rosa que dejan tus huellas.

Los árboles se vencen al viento,

deja correr alrededor de la alcoba nuestros pensamientos,

llegan como las corrientes del río,

como caen las gotas de lluvia de una nube en el estío.

Se tejen nuestras almas al amor y a las rosas,

se pierden en el mar las dos solas,

en la noche estrellada y silenciosa,

llenas de una luz que nace de ti mi princesa hermosa.

Pintando en la habitación tus huellas,

las siguen para llegar a nosotros las estrellas,

como siguen la figura de tu cuerpo mis caricias,

hacia ti, a tu rostro ellas huían.

Nos tomamos de las manos en la noche clara,

beso tus labios, miro tus ojitos bellos de plata,

tan puros, tan inocentes como tu linda alma,

con la frescura y la vida que tiene la cañada.

“Reflejos que nos llegan del mar, luz llena de amor antes de dormir y al despertar, niña hermosa que no deja de amar, que no deja de sentir, llena de sensualidad, luna que llega hasta el alba, luz tenue hermosa de madrugada, luz que en mis brazos se apaga, en ellos descansa, cuerpo bello y esbelto, doncella preciosa y delgada.”