“ ..y no halle cosa en que poner los ojos,
que no fuera el recuerdo de la muerte..."
Quevedo
“...Adelante la muerte va a caballo, en un caballo muero.
Sobre este poema vuela un cuervo
Y lo escribe u mano de ceniza...”
EPISTOLA MORAL, Eduardo Carranza
I
Nada nos sorprende hoy:
Vida y muerte se agotaron
en toda posibilidad de asombro;
hasta parece que las flores
hubiesen perdido su misión:
Sublimar el luto y las victorias
o aromar el espacio indescifrable
de la ausencia o las derrotas,
o sorprendernos gratamente
en una fecha señalada.
II
Con el impacto telúrico de siempre,
las “ grandes muertes ” nos siguen conmoviendo.
Su estrépito de bronce derrumbado
moviliza tras de sí, con sus escombros,
la hipérbole repetida del repudio:
Personajes que se saben de memoria
el trágico roll de los sepelios
con su recurrente oratoria lapidaria
de flores, sollozos, y “ marchas de silencio ”.
Esa es la hora de las “ grandes muertes ”
que ocupan las páginas del tiempo y el espacio,
con su gran escarapela de “ importantes ”.
Su resonancia, - que supuestamente nos afecta a todos -,
contrasta, quien creyera, con diferencias abismales,
con otras muertes que no alcanzan a incumbirnos
con su leve envergadura de lo anónimo.
Sus fúnebres cortejos, sin marchas solidarias,
no estremecen el llanto ni la rabia ni el rechazo,
porque no ocupan los puntos cardinales
de lastimeros repiques de campanas,
sino el espacio cenagoso de la impotencia
y el rezo elemental apenas musitado.
III
Cuando el tipo se paró al estrado
- y de eso hace ya mucho tiempo -
Dijo: Señoras y Señores,
“ ...la cosa se va a poner color de hormiga ... ”
Vendrán los tiempos en que la aurora
será el epígrafe boreal del luto
y los ocasos la rubrica sangrienta
de una historia escrita
con la sangre de la guerra.
Pero ninguno de nosotros le creímos
y no entendimos que su hipérbole profética
un día como hoy, hermano,
dejaría de ser noticia ajena
que solo nos tocaba con su eco,
para ser, como lo es ahora,
la ración recurrente de dolor
que nos sirven sobre el mantel del día.
Su terrible certeza de desolación y llanto,
- pregonada desde aquel entonces -
nos habla hoy de la rígida fila de la muerte
y de muchos muertos sepultados en arrume
subrepticiamente sin oración ni sirios ni velorios,
o de muchos otros que sollozan
- no por los caídos -,
Si no por ellos que se quedan esperando
la porción de pesadilla que les toca.
Los muertos,
- como lo dijera el tipo del estrado -
han comenzado a caernos a nuestros pies;
mientras otros tantos, muchos otros,
nos alcanzan sus manos suplicantes
para mostrar, hermano,
el infinito vacío de su estómago...
y de su alma!.
IV
Después del gran estruendo
Y que la postal quedó incompleta
Porque una guillotina de aluminio
Le decapito su gracia
Y que el gran Señor de hiperbórea importancia,
- en nombre del dolor -,
Le añadió un metro de tela a su bandera
Y puso a batir sobre la tierra
El vuelo del águila imperial,
Me acorde que aquí muy cerca
- tan cerca como que se puede sentir en uno solo
el olor del azahar y el gélido hedor de la muerte –
aquí, donde la vida no es un milagro
Si no que es un milagro estar vivo,
hace tiempo que tenemos un paisaje mutilado
porque pequeños e “ imperceptibles? ” ruidos de metralla
le pintaron de negro el río y de negro sus peces de colores
y porque le quitaron su fragancia verde
o le apagaron para siempre la sonrisa blanca.
Me acorde que por ellos
Sólo el señor de la corbata distinguida
Recitó la fotocopia de un discurso
Que alguien, tiempo ha, escribió para el mal inveterado,
Y que nunca jamás nuestra bandera
Ensayo un crespón de luto
Ni el himno susurró la elegía de dolor.
Me acordé que como siempre
el impertérrito cóndor del escudo,
- con sus alas de cartón -,
siguió inconmovible en el pedestal de cera
y que aquí en el país de los peces de colores
y exóticas fragancias,
- en nombre de hombres de espurias cachuchas -,
la postal – la nuestra – cada día destiñe sus colores
y que a los hombres de sonrisa simple,
sin tregua, en agonía interminable, les pre avisan la muerte
Y le tasan la esperanza,
Sin alcanzar la estatura para vivir en paz…
O descansar en paz...!!!
- Autor: Idelfonso Buitrago Arango ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2009 a las 16:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 65
Comentarios3
hermos amigo tu canto de la muerte, en contra del imperialismo, te felicito
Idulfonso, hermosos y sentido poema sobre la vida y la muerte, me gusto.
con cariño
Iven
Inteligencia para hacer esto se necesita mucha
CRISSA
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