Afrodita descendente

Su silencio... habla por ella,
cuando mis dudas corren en el viento
Y se sepultan en la tez de su rostro,
tan impávido como una diosa esculpida en cera...   

Su rostro transmite ilusión, 
esculpiendo dos corazones en uno, 
sabiendo de las dudas que lleva el viento, 
que contorneándose me iluminan con su destello.   

Sus ojos ambarinos son ambrosía helada,
dulce en el paladar de mis amores,
tormenta de nieve en la bruma de mis deseos,
cántaro de pasiones en las manos de Pandora.   

La noche la ilumina con su sol,
el dia la mata con su ternura,
deseando dormir en el regazo del amor,
acariciando su dulce locura.   

El rocío le perfuma sus misterios
en desvelos como hogueras de ansias,
contemplando extasiado su montes y valles,
respirando su existencia abstracta como una ilusión. 

Quien pudiera besar sus valles,
hasta el amanecer del ultimo día,
sin dormir el sueño eterno a su lado,
segundo a segundo cuando el tiempo se ha parado. 

Dicha infinita sería alcanzar sus confines
bajo el velo del amor consumado,
admirando el manto de noche entrelazados,
totalmente embriagado con su esencia y sentires.   

Tomando una copita de cava,
que endulce nuestros corazones,
y llegar a ver un amanecer del ultimo día,
del mundo existente... a su lado.