Me hablas en tus versos de las leyes del universo me dices nada es casual ni el Big Bang, ni la evolución de las especies me indicas que nuestro encuentro estaba predestinado por los astros y las estrellas lo sé, se que el hacedor de la vida enlazó nuestros caminos haciéndonos participes de un mismo destino. Lo sé, lo admito, siempre te buscaba entre las personas que encontraba diariamente, te busqué en mis paseos mientras caminaba por la orilla del rio, en algunas tardes por las calles de Manhattan por el Parque Central, te busqué mientras viví en ciudades como Miami, Kendall, West Palm Beach en La Habana, en mi Marianao natal. ¿Dónde estabas hasta ahora? Era necesario atravesar un continente llegar hasta las lejanas playas de California allí, en el sitio donde se unen las aguas del Océano Pacífico con el Golfo de Cortés, para encontrarte hasta Los Cabos debía ir. Por suerte lo logré, por suerte el huracán llevó mi barca a tu playa y en ella quedó varada, atrapada en las arenas movedizas del amor encallada entre tus senos aferrada por tus brazos bendita tormenta que me llevó a tu lecho sagrados los dioses milagrosos que hicieron de ti seguro puerto para mis ansias de amor. Hoy vivo en el centro de tu universo la gran ciudad cambié por tu hermoso puerto, mi mundo es más pequeño si miro al norte me envuelvo en la bruma de tus ojos negros si al oeste o al este me volteo admiro las erguidas cimas de tus exquisitos senos si voy al sur, atrapado quedo en las profundas aguas de tu sexo en ellas me zambulló de ellas me nutro de ellas alimento este amor que en ti encuentro y hace de mi el más feliz de los hombres del universo.
- Autor: Armando G. Muñoz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de septiembre de 2011 a las 00:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
Comentarios1
¿Es como el destino? Lo que tiene que estar junto está, aunque se tenga que recorrer el mundo entero.
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