Elogios

  Elogio

A ti…

Tu presencia hace que todo lo que te rodea sea dulce

Tus manos luminosas, son frágiles como la niebla.

Lo que hablas crece gloriosamente, se hace blanco.

Alas de mariposas cuidan tus pensamientos,

Te persigue el vuelo frágil de un colibrí

Querubines se adelantan a tu paso.

Tu risa alegre, sube hasta las cúspides del cielo,

Rebota en la luna para dejar campanas azules

Tocas con el alma las cosas de la tierra

Se funde tu transparente presencia.

Eres árbol sonoro, agua callada

Tu frente que dulce y casta  enciende

Un misterio en los montes lejanos.

Tu huella levanta cristales, para  iniciar

Una fiesta de perfume, agua y sal

Tu transito en el mundo lo anuncia

El canto de un ave azul

Desde siempre tu nombre fue esculpido

En la montaña de roca dura

A veces. no siempre sólo a veces, me detengo en

Silencio a escuchar tus pasos, testigos especiales

De una jornada acabada.

Fuiste flor, risa y algo de brisa

Estados unidos por tus tempranos aromas

Tu piel celeste, no es más que la mezcla de nácar y arena.

Eres savia nocturna que corres a torrentes

Por el blanco camino de los sueños.

Tu claridad perdió en el infinito sus límites

Eres el tacto del mundo que crece más allá de la carne.

Tus ojos son faros, libres, brillantes e imponentes

Marcan caminos, iluminan sendas, atraen perdidos.

Tu vuelo profundo, celestial y violento te permite ser

Ángel o ave, todo un símbolo de salvación.

Tu rostro fue el regalo, de algún serafín,

Que retorno ya a la diestra de Dios.

En él se mantiene un aura divina, luz

De aspecto invisible.