Entrando en la cueva del oso
en los aposentos del carnicero
recordé los momentos blancos
como si de aquello dependiera mi existencia
el frío presionó mi pecho
y un río revuelto invadió mi cabeza
deseaba dormir, porque al dormir estaría lejos del dolor
no esperaría soñar, porque al dolor le puede dar por aparecer
aún recuerdo el día, cuando se enfriaron mis manos
y mis palabras eran nudos de melancolía
no morí aquel día
me hizo pensar en esa ideología
en la vulnerabilidad del pulso
y la esencia de los días
vi a un pequeño niño
delgado como sus cabellos
triste como viejos recuerdos
no supe como, ni porque
solitario y tímido como el desierto
el ambiente lo aplastaba
parecía un insecto en un desfile de calzado
era un oasis, brillante como una estela
probado por la realidad
me senté y esperé a que comenzara el acto
una dolorosa hojilla con rol de estar salvo
sabia que no era en único de los actos
por ahora solo platiqué con el del turno
miré al niño observando el suelo
como añorando otra suerte
otro mundo, otra vida
sus lágrimas eran mías
inundaron sus adentros
y por fuera transitaban tímidas por el temeroso rostro
su corazón creció triste, no entendía el universo
seguí en el asiento, no le pude explicar los lamentos
vi sus ojos, que penetraban mi alma
sabían mucho más del infierno y mucho más del cielo
y me perdí en su adentro
eran fábulas, historias de amor y poesías del cielo.
no era un intruso probando el destino
era un ángel perdonando los tiempos.
- Autor: amnesiacdaniel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de octubre de 2011 a las 20:52
- Categoría: Triste
- Lecturas: 91
Comentarios1
Hermosamente triste, especialmente porque viene de alguien tan joven.
Saludos
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