En la cárcel divina de tus ojos,
prisionero del sol de tu mirada;
con el alma a tus pies; encadenada
al dulce atardecer de tu sonrojo.
Porque tu amor ha echado los cerrojos,
que tienen a mi alma aherrojada;
sujeta a tu sonrisa, y condenada,
al fuego eterno de tus labios rojos.
Allí estoy para siempre sometido,
a la locura de quererte tanto;
a la magia sublime de tu encanto,
al cielo en tus pupilas encendido;
al perfume que ensalma mis quebrantos,
y a la gloria de haberte conocido...
- Autor: julio0302 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de octubre de 2011 a las 21:20
- Categoría: Amor
- Lecturas: 44
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.