Caminaban por la calle, con sus pies casi raidos,
Por el frio y la humedad, eran parte del camino,
Nadie los miraba solo eran dos desconocidos
sus nombres eran el Juan y Rambo su fiel amigo
para los que iban a sus trabajos e indiferentes
solo eran parte de un paisaje entre medio de tanta gente
El olor a la comida le hacía rechinar sus dientes
esperaban un milagro con una mirada de angustia
solo sabían que el hambre apuraba,y se ponían inpacientes
y que debían buscar un sitio
Donde hubiera comida de sobra
o donde la gente la tiraba ,
total a quien le importa
Juan y el Rambo el viejo compañero
De tantas jornadas de sobrevivencia y de lucha
Ese nombre lo lleva desde que era cachorrito
Compañero de andanzas y de pedigree desconocido
una verdadera estufa que calentaba sus noches
a veces con hambre y tanto frío.
Sus días eran diferentes, algunos eran pedir plata
otros las visitas al mercado
Y si de vez en cuando tenían suerte,
su menú también cambiaba
pues algún piadoso transeúnte algún dinero les pasaba
Unas monedas que servía de desayuno y engañaba
Sus estómagos atiborrados de ansiedad y
de hambre y el rambo se conformaba con las sobras
y mover su cola de agradecimiento
a lo que el transeúnte botaba.
Asiduos visitantes de la plaza del pueblo,
Siempre se les veían conversar y a todos saludaban
con un gesto de respeto
El Rambo parecía que entendiera
todo lo que su amo le hablaba
Pues ladraba con entusiasmado y movía su cola como
Un abanico que a la gente le gustaba
Dormían todas las noches en un albergue prohibido,
Abrazados como amigos tapados del inclemente de frío
El Rambo antes de dormir lengüeteaba sus nudillos
Y su amigo le acariciaba como un padre a su niño.
Un día Juan despertó entumido de frio, las escalinatas de
La estación lo dejaba adolorido
"Ya levántate rambo que ligerito no sacan
Y tengo mucha hambre que me duele hasta el ombligo"
El Rambo no contestö ni lanzo un gemido ni movió su cola como abanico
Se mantenía acostado inmóvil, quieto y sin ruido
El hombre desesperado lo abrazaba como a su hijo
"Rambito que te pasa, despiértate ya mi niño,
Mira que ya viene el guardia y nos saca de un tiro",
El Rambo seguía dormido, era el sueño eterno
que a todos alguna vez nos llega,
se había ido abrazado a su amigo en su infausta partida
en que una mañana de invierno el amigo canino
ya no ladraría más, quedarïa para siempre
tirado, a la vera del camino
- Autor: alfonsopocho (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de octubre de 2011 a las 23:09
- Comentario del autor sobre el poema: El fiel amigo del hombre no discrimina y sabe ser fiel
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 350
Comentarios2
Triste poema , pero para analizar la situación de estos seres son parte del paisaje,
besos.
Muchas gracias amiga poeta, es la triste realidad de lo ignorado que vale la pena recordar dia a dia de los hermanitos pequeños como decía San Francisco
😮
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