POETA QUE PINTA VERSOS.

Pintor de palabras, sentado apoyado con la espalda a un árbol de un mundo  que reside en una mente llena de magia, esclarecen las ideas que son tomadas por las pinceladas que le das a tu librillo de notas sagrado, y con tus blancas manos vas delineando poco a poco  con ese lápiz de carboncillo los pétalos de versos flotando en el lago. Los recuerdos que son precisos para armar una frase de oda son recurrentes bajo imágenes de un amor  que se torna protagónico para darle un título a la canción.

Lleno estás de imaginación, que en tus momentos de inspiración vives en un mundo dónde las aves cantan sin miedo a explotar, las nubes junto al sol regalan un arcoíris que brinda el color, y como un pintor que tiene en sus manos la acuarela que en tu caso es la hilaridad, se va formando una pintura hermosa de Miguelangel dotada con la melodía de flauta que tus palabras son.

Mueves tus manos de izquierda a derecha, la mirada fija en una abstracción de un pensamiento, y con los colores del campo toma forma la sonrisa de un retrato que dice tanto como el hecho recién visto pero son expresados por tus labios. Las palabras te definen, drenan la agonía que vive en tu alma, te descubren, pero te dan la analogía a la complejidad y misterio de un perfil alto, cabello castaño y piel serena y blanca.

Luego que terminas la obra, y sentado en ese paisaje que de tus sueños se forma, junto al árbol rodeado a un follaje que adorna el lugar de verde y que da sombra al libreto que en tus manos cobra vida, miras tu reflejo en el estuario, y botas una sonrisa de luminiscencia porque concluyes lo que con ajetreo buscabas explicar.

Ahora tus ojos abres y vuelvo a la realidad, ya no estoy junto al macizo que servía de apoyo en el sueño que inspiraba exaltación  a la libertad, y me siento tan relajado, no hay mejor manera de manifestar lo que percibes al escribir, la forma de recorrer en la imaginación un universo que es tan disímil y perfecto y dónde puedo pintar mis palabras con un toque de ventura.