Cuando siento la soledad,
Tú, Señor me consuelas,
si tengo temor a la noche, Dios, me das la luz,
desde niño, siento tus manos en mi camino,
también te veo en la alegría de mi hijo,
o cuando la niña me enseña un dibujo,
cada vez que beso a la mujer que me haz dado.
A veces, me pierdo, me olvido,
me hago uno más, de esos que te necesitan,
pero que no lo sabemos,
y buscamos entre las imágenes
lo que solamente Tú nos da, La Vida, La Paz.
De verdad es difícil orar en silencio,
cuando el día es un tornado de cosas,
que me aturden y adormecen,
ahí, en el medio de todos, aquí en la oficina,
repito la oración del Monje:
"Señor, te piedad de mí",
"Señor, ten piedad de mí",
la digo en silencio, mientras hago el café,
en el transporte público, cuando almuerzo,
al llegar a la casa, al bañarme...
y puedo sentir ese aliento especial
que da la paz en medio de la agitación, tranquilidad en la tormenta,
por eso Señor, bendigo tu Nombre.
- Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de noviembre de 2011 a las 12:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 205
- Usuarios favoritos de este poema: Yanquiray, De Marco Liliana, ingrid chourio de martinez
Comentarios9
Si te recorforta, es bueno.
Saludos, Gerar
Debemos orar con fe en todo momento. De acuerdo...
Hermosas palabras al creador...
reconfortan el alma dia a dia en este mar de cemento.
Bendiciones
Yanquiray
tus palabras son muy sabias amigo,debemos bendecir su nombre a cada momento,saludos. amigo.
Bellas letras para este ser que siempre nos acompaña y que es consuelo en momentos de tristeza.
Besos y abrazos
me gusta mucho un beso
Bellísimo de comienzo a fin, alentador para los sentidos y el alma tu poema amigo
Un abrazo desde mi alma
Bendiciones abundantes
Lilian
Siempre el humano se aferra a, algo, y es algo radica en el alma, como señal a él, siendo él, en todos lados, y limpieza para encontrar la salida...
Profundo tu poema...
¡Dios está aqui/tan cierto como el aire que repiro/tan cierto como en las mañnas me levanta/tan cierto como que le canto/ y me puedes oir... Ínclitas letras que danzan en las sagradas creencias de que Dios existe y está a nuestro lado siempre y la prueba más grande que existe somos nosotros mismos... Amén... Un placer disfrutar tus escritos mi amado prf.!
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