Trago gritos,
bebo amargura.
Por mi pecho escurren carmesís cadenas
que huelen rojizas y finitas,
me atan, fuertemente
apresurando la condena.
Consumo el fragante sabor de mi fe.
Fusilo penas y con ellas estantes
donde fui adorado para luego ser desechado.
Y me seducía el volar,
porque no podía volar.
Y me cautivaba el soñar,
porque no aguantaba respirar.
No cambié,
no emigré...
Enterrándome me hallé y no transmuté
como agua en vino, sino como mar en desierto.
Grano de arena,
que busca ser cristal.
Grano de arena,
que busca el mar.
Estrella a punto
de estallar sin
dar más fulgor
a su derredor.
Vacío, indeleble vacío.
Trago gritos,
bebo amargura.
Ya no hay más cadenas y así me dirijo
al agujero negro de las ruinas de mi
recóndito interior...
- Autor: Guillermo Sánchez ( Offline)
- Publicado: 4 de noviembre de 2011 a las 04:06
- Categoría: Triste
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: valy omra
Comentarios3
Profundas tus letras amigo,hay que solo vivirlas y sentirlas,un abrazo
Las vivo y las siento.
Gracias por comentar.
Acaso la vida pudo enhebrar eso, o el destino fusilo la esperanza de poder sentir la luz, siendo ahora trago amargo en víspera de morir y seguir muriendo...
Ahhh...
En mi caso fue la vida que ella misma me creo apatía hacia la luz.
"Muerto en vida".
Ironías y remembranzas.
Excelente poema !!!Tu congoja aparece como un grito que arroja afuera los demonios que te torturan , donde si no se esconden en lo profundo del alma ;es desde ahí donde el aedo excelso vomitará sus cuitas, hecha versos, para limpiar su yo interno .
Mil cariños
Valy
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