“Sé fuente, no desagüe”
—Rex Hudler —
Ex jugador de béisbol de las
grandes ligas, jugo trece
temporadas como “utility”
tomando casi todas las
posiciones menos la de pitcher.
Es el actual comentarista del
circuito de transmisiones de los
Ángeles de Anaheim, famoso por
el uso de situaciones populares
para sus comentarios del juego.
Sabemos muy bien cuando estamos frente a una persona desagüe.
Después de estar con ella, solemos sentirnos sin energía,
desmotivados, desganados; es gente que siempre hace que todo
nuestro entusiasmo se vaya por el albañal. Y lo hace criticando,
maltratando, humillando, descalificando. Pero también sabemos
cuando estamos ante una persona fuente: con ella nos sentimos
revitalizados, energizados, entusiasmados, llenos de esperanza, de
vida. Y lo logra valorando, respetando, alentando, animando,
motivando, aportando ideas en lugar de robarlas.
Muchas veces somos desagüe en nuestro afán de ser fuente, y lo más
terrible es que no nos damos cuenta. Pero a medida que tomamos
conciencia plena de nuestras acciones, aprendemos de las fallas
presentes para preparar los aciertos del futuro, y así estar cada vez
más cerca de convertirnos en una fuente, un manantial de vida y
entusiasmo para nosotros mismos y, sobre todo, para quienes nos
rodean.
En el fondo, cuando cometemos acciones de desagüe, lo hacemos
porque le tememos al otro, pero sobre todo porque nos tememos a
nosotros mismos. Somos fuente, pero de miedo, de inseguridad, de
indecisión, de perjuicio. Por el contrario, para ser fuente de vida basta
dar, compartir, ser generoso, ejercitar la entrega verdadera y
desinteresada; en una palabra, para ser fuente de vida basta amar.
El liderazgo del que hablamos no es, pues, sino una majestuosa y
definitiva manifestación de amor por uno mismo y por los demás, por
el cual somos capaces de hacer crecer a quienes nos rodean en
nuestro propio proceso de crecimiento. Como líderes, debemos buscar
la construcción de relaciones basadas en la valoración, en el respeto,
en la confianza.
Como líderes, podemos tomar conciencia de nuestra posibilidad para
constituirnos en una plataforma segura capaz de ofrecer
oportunidades para que el otro, al entrar en contacto con nosotros,
pueda ser lo que quiera ser. No lo que se nos antoje que sea, sino lo
que él mismo con sus propios talentos y virtudes puede llegar a ser.
Esto es servicio, esto es liderazgo. El líder puede constituirse en un
instrumento para que el otro se sienta apoyado en la construcción de
su propia grandeza, de su propio liderazgo.
- Autor: yunjo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2009 a las 22:22
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 667
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