SOÑANDO SE VIVE SIN LIMITES

 Andaba triste, mí piel ya no es como antes. Hoy, hablando con una vecina, mucho más joven que yo, me volvió a dar esperanza, pues en su rostro hay arrugas, seguro que hechas por lágrimas y disgustos.

Es amada, es feliz por tener un novio.

Me sentí ingrata, é desvalorizado lo que Dios me regala, pues si tengo la mejor persona por amigo, que todos los días me saluda temprano, por teléfono, si queda mojado hasta los huesos bajo lluvia para estar un poco junto a mí, si antes de acostarse me manda un mensaje, si durante el día me mima con más, si cuando digo que puedo ir a tomar ó a cenar con él, queda como un niño en los reyes, con los regalos, ¿que quiero yo?

¡Tenemos una cosa tan bella entre nosotros!  Respecto, cariño, ternura, confianza y un amor inmenso, que nos hace llorar sin querer.

Estamos siempre listos para nos ayudarnos, nada pedimos en cambio, ¿Que querer es este?

Cada vez entiendo mejor, el porqué de tanta incomprensión por parte de los demás,  jamás é imaginado que esto existía, normal que cosa tan valiosa y rara, como nuestro amar, sea imposible para ellos.

Somos primavera, somos luminosidad en la oscuridad, somos vida, en la vida parada de los otros, corriendo por la acera junto a la playa, nuestros abrazos son reales, sentidos, somos como pájaros buscando un árbol para hacer nuestro nido.

Lo vamos a tener, el árbol florará todo el año, y nuestro nido sencillo y pequeñito, acogerá el mayor amor puro del mundo.

Volaremos juntos, por encima de campos, con sus colores dorados de trigo, maíz, mesclado con el verde de la hierba, y pétalas de mil colores, de flores que dejaran su sitio, para nascer los frutos.

Viviremos más para allá de la tierra, del odio, envidia, maldad, mentira y pecado.

Así será nuestro mundo, dentro del mundo, de quien por desgracia no ama y no quiere amar.

Poetisa fuera, jamás habría un poema como el nuestro, las piedras serian estrellas, estas serian luceros, que inundarían toda la humanidad, de sentimientos verdaderos de amistad y buena voluntad. Tristemente soy solo una mujer, humilde, sencilla, que escribe sin saber hacerlo.

Pero sé amar sé regalar, sé sentir, sé perdonar a quien me condena y me llama soñadora ó un poco loca.

Por ti mí amor, para ti con ternura, dejo las rosas para los otros y me quedo con los espinos, tu lo harías también y ya lo haces.

Carminha Nieves