El oscurecer mecánico de los tiempos surge más rápido que la vida misma. En un castillo de cristales me resguardé buscando nieve, y me llamaban los gusanos, me llamaban las piedras cuando se fue corriendo la sensación, cuando atravesó gimiendo el orgasmo caluroso de tu cuerpo funesto que no llega. Aparece, y retrocede, aparece y desfallece entre las manos, entre las manos, entre las manos llorosas. Me desgasto entre tanto viaje señores, cual rosario a los rezos. Vente vida mía y entre las sábanas del firmamento abrazad con fuerza, con fuerza los puñales homicidas estancados, dormidos, guardados para que vuestra mano los sacase y os hiciera reina.
- Autor: Fernando Curimán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de noviembre de 2011 a las 03:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Isaac Amenemope
Comentarios4
fuerte letra
canto urbano
amor entre lineas
un saludo
excelente, me gustó.......saludos
Apología de la vida....
excelente letra!
con fuerza y cierta certeza!!
un Abrazo Luz!!
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