Antes,
viviendo mundo ciegos,
guiados por los buenos en lo que hacen y
saboreados por los malos en lo que no hacen,
asi se escuchaban de lejos los poemas que temblaban
en la sensacion de unos intintos
sobre todas las sienes de la espina dorsal,
que engañaba a cada dia a los dirigidos sin desconfianza
hacia donde sus sueños se sentian mejor y
sus ojos se apagaban mas.
En aquellos dorados tiempos como dicen los viejitos de por aca, todos miraban hacia el cielo, queriendolo tocar, figurando en sus deseos un paraisos celeste en donde cobrar todas las deudas que en su transito por aqui se hecharon a la bolsa, con la esperanza de algun dia cantar, coger y bailar; y ahi bajo sus pies la celeste mancha que de la que el cielo tomaba su tono, con todos las virtudes derramadas en las que patinan los que van, y ya arriba, recuperar.
Ahi, un dia un hombre decidio subir e ir, lejos, tras una montaña en la cual dejar atras su rastro de huellas, de las formas y colores de su interior derramado; caminando a paso tranquilo fue como llego al pie de aquella colina que a simple vista dejaba ver la punta sobre unas gradas con musgo ya viejo y muchas piedras en forma de gruta, hacia donde queria sentarse y descansar ya gastando de antemano la vivencia sin ni tres grades haber subido.
Ya habiendo subido una cuarta parte el cansacion le penso a llegar y distrayendo un poco el trayecto saco una bacha de buena mota y se dispuso fumar, recordando la sensacion de sus largos dias en el desierto donde lo que no existia solia borrar, entre halon y subida siguio caminando solo viendo hacia el cielo como sus neuronas podian volar sin saber si quiera si alguien las iba a tener o si algun dia iban a regresar, fue algo de risa, no de la malnacida propia de una pedera sino simplemente un estiron de labio cuando algo no sale mal; viendo sus pies mientras inhalaba veia sonriente que sus huella mas fuertes se iban borrando hasta llegar al paso de no recordar.
Ya a medio montaña ya era rato de un relax, ya subiendo tanta grada vale poco si cualquiera podria cansar, en el momento aunque no agotado sentarse un rato ya era onda del vacil de andar arriba, en donde se veia lo bajo sobre las faldas y a los pies paralelos de aquella montaña que dejaba ver desde esa altura la formas disueltas multi imaginadas entre en las esquinas de las casas de aquel pueblo de donde venia. Sentado solo viendo, sin pensar ni imaginar ni un poco, dejado de lado los pensamientos y la conciencia de estar respirando medio agitado, para solo ver, simplemente ver lo que ahi de donde formaban las casas y personas que en movimiento parecian tan quietas, desde aquella distancia, talvez de lejos se apreciaba mejor, estando junto a ellos nunca habia los habia visto tan claros, como en el rato en que no los recordaba, ni pensaba en definirlos, solo estaban ahi, a lo lejos desde una montaña un tipo viendolo con aun botella de agua.
Pasado el rato comenzo a subir de nuevo, hoy a paso ignorante de lo que pasara y no bajo y sobre el, sin ver hacia los lados ni reparar en lo que hacia o habia cerca por hay; de esa forma fue rapido subir y llegar, a donde el cielo no tenia color, en la cima sobre la gruta y las gradas con musgo en donde ahora en sus pies se veia el cielo brillar formado de estrellas y espacio estelar tan trasnparente como el tono mas cercano al fondo del mismo; hasta donde pudo llegar pues no habian mas gradas, ni madera presente para una cabaña póder hacer y vivir, y desde ahi todo mas bello se podia apreciar, quiza mas crudo quiza mas lejano, comparado con los recuerdos que ya habian volado y con el espacio en la historia de aquellas huellas que ya habian volado, se puso de pie sobre la gruta y salto a la mitad del barranco con un par de alas blancas y cola del mismo color, sobre los frutos salvajes se fue sin decir, hacia donde va en cada aleteo perdiendo color, confundiose con el fondo mas lejano ques plumas pudieran dejar de ver... que fue a regresar.....
- Autor: David Rivas Araujo ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2011 a las 02:18
- Comentario del autor sobre el poema: auqneu dos era suficiente....
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
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