La felicidad se me antoja
un olor a muerto,
o un sereno atrapado entre dos portales,
una dicha sin ganas de levantarse,
o una esperanza sin más que esperar.
La felicidad se me antoja
como un veneno de sal en la piel,
jugoso, pero veneno al fin, y un picor
de duelo por algo perdido,
de despedida a las puertas del dolor,
una lágrima con tintes de desdicha
y dulces sonrisas sin función.
La felicidad se me antoja
como una desconocida cualquiera,
que podría ser hermosa, quizás,
o rebelde y maldita, o adorable
o mentirosa o una niña indómita,
¿quién sabe que es la felicidad?
Y ¿por qué todos la perseguimos y la huimos?
- Autor: Muse ( Offline)
- Publicado: 31 de diciembre de 2011 a las 16:33
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 118
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